martes, febrero 07, 2017

MAESTROS ESPIRITUALES DE LA INDIA

                   Babaji, el Yogui-Cristo de la India moderna

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MAHAVATAR BABAJI MANTRA – OM KRIYA BABAJI NAMA AUM


Los desfiladeros en el norte del Himalaya, cerca de Badrinarayan, son todavía bendecidos por la presencia viviente de Babaji, el gurú de Lahiri Mahasaya. El oculto maestro ha retenido su forma física durante siglos, quizá por milenios. El inmortal Babaji es un avatar. Este término de origen sánscrito significa «descender»: sus raíces son ava, bajo, abajo, y tri, pasar. En las escrituras hindúes, avatar significa el descenso de la Divinidad al cuerpo físico.
«El estado espiritual de Babaji está más allá de toda comprensión humana —me explicó Sri Yukteswar—. La exigua visión del hombre no puede penetrar a través de su estrella trascendental. Uno trata en vano de imaginar siquiera la magnitud espiritual de un avatar, pues es inconcebible».
Los Upanishads han clasificado minuciosamente cada etapa o paso del desenvolvimiento espiritual. Un siddha (ser perfeccionado) ha progresado del estado de jivanmukta (liberado mientras vive) al de paramukta (supremamente liberado con total dominio sobre la muerte); el último ha escapado completamente a la esclavitud de maya y al ciclo de reencarnaciones. El paramukta, por lo tanto, rara vez regresa a un cuerpo físico; y si lo hace, es entonces un avatar, un medio elegido por la Divinidad para conferir supremas bendiciones al mundo. Un avatar no se halla sujeto a la economía universal; su cuerpo puro, visible como una imagen de luz, está libre de cualquier deuda hacia la naturaleza.
Una mirada superficial nada notará de extraordinario en la forma de un avatar, pero éste, en ocasiones, no proyecta ninguna sombra, ni deja huellas sobre la tierra al caminar. Éstas son pruebas externas simbólicas de la falta interna de oscuridad y de ataduras materiales. Sólo tales seres divinos conocen la Verdad que se halla tras las relatividades de la vida y de la muerte. Omar Khayyam, tan mal comprendido, cantó a este hombre así liberado en su poema inmortal, el Rubaiyat:
¡Ah!, Luna de mi deleite, que no conoces menguante,
la Luna del cielo se eleva nuevamente;
¡cuántas veces, en lo sucesivo, al elevarse
me buscará en vano, por este mismo jardín!
La «Luna del deleite que no conoce menguante» es Dios, la eterna estrella Polar, siempre inmutable. La «Luna del cielo que se eleva nuevamente» es el cosmos exterior, encadenado a la ley de periódicas recurrencias. Al unirse a Dios, el vidente persa se había liberado para siempre de los retornos forzosos a la Tierra: el «jardín» de la Naturaleza, o sea, Maya. «¡Cuántas veces, en lo sucesivo, al elevarse, me buscará en vano, por este mismo jardín!». ¡Qué frustración experimentará un universo perplejo en su búsqueda de esta exclusión absoluta!
Cristo expresó su libertad de otra manera: «Y un escriba se acercó y le dijo: “Maestro, te seguiré adondequiera que vayas”. Dícele Jesús: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”».
Pleno de omnipresencia, ¿podía acaso Cristo ser seguido, salvo en el ilimitado Espíritu?
Krishna, Buda, Rama y Patanjali se cuentan entre los antiguos avatares de la India. Gran cantidad de literatura poética, en Tamil, se ha desarrollado alrededor de Agastya, un avatar de la India del Sur. Obró muchos milagros durante los siglos que precedieron y siguieron a la era cristiana; y se considera que aún en nuestros días retiene su cuerpo físico.
El papel de Babaji en la India ha sido el de ayudar a los profetas a llevar a cabo sus respectivas misiones. Así, se le puede calificar de lo que en las escrituras se denomina Mahavatar (Gran Avatar). Babaji ha afirmado que fue él quien dio la iniciación en yoga a Shankaraque reorganizó la Orden de los Swamis, y a Kabir, famoso maestro espiritual de la Edad Media. Su principal discípulo en el siglo XIX fue, como ya sabemos, Lahiri Mahasaya, que revivió el casi perdido arte de Kriya.
El Mahavatar se encuentra en comunión constante con Cristo; ambos unidos irradian vibraciones redentoras y han planeado la técnica espiritual de salvación para esta era. La obra de estos dos grandes e iluminados maestros, uno con cuerpo y el otro sin él, es la de inspirar a las naciones a desterrar las guerras, los odios raciales, los sectarismos religiosos y los males del materialismo. Babaji está perfectamente enterado de las tendencias de los tiempos modernos, especialmente de las influencias y complejidades de la civilización occidental, y comprende la necesidad de difundir las liberadoras técnicas del yoga tanto en Occidente como en Oriente.
El hecho de que no existan referencias históricas acerca de Babaji no debe sorprendernos. El gran gurú nunca ha aparecido ostensiblemente en ningún siglo; el equívoco brillo de la publicidad no ha tenido lugar alguno en sus planes milenarios. Como el mismo Creador, el único aunque silencioso Poder, Babaji labora en una humilde invisibilidad.
Los grandes profetas, como Cristo y Krishna, vinieron a la Tierra con un propósito específico y espectacular, y se marcharon después de haberlo cumplido. Otros avatares, como Babaji, asumen ciertas misiones relacionadas más bien con el lento progreso evolutivo del hombre a través de los siglos, y no con un determinado hecho histórico sobresaliente. Tales maestros se ocultan siempre de las burdas miradas de la masa, teniendo el poder de hacerse invisibles a voluntad. Por estas razones, y porque generalmente instruyen a sus discípulos para que mantengan silencio respecto a ellos, un cierto número de grandes figuras espirituales permanecen desconocidas para el mundo. Simplemente quiero ofrecer, en estas páginas, algunos aspectos de la vida de Babaji: únicamente unos cuantos hechos que él ha considerado conveniente hacer llegar al público para que sirvan de estímulo y ayuda.
No se han descubierto datos concretos acerca de la familia de Babaji o del lugar de su nacimiento, datos tan caros para el historiador. Babaji habla generalmente en hindi, pero puede conversar con facilidad en cualquier idioma. Él ha adoptado el sencillo nombre de Babaji (Reverendo Padre); otros títulos de respeto que le han dado los discípulos de Lahiri Mahasaya son: Mahamuni Babaji Maharaj (supremo maestro extático); Maha Yogui (el más grande de los yoguis); Trambak Baba y Shiva Baba (títulos de avatares de Shiva). ¿Tiene acaso importancia que no conozcamos el patronímico de un maestro plenamente liberado?  
«Cada vez que un devoto pronuncia con reverencia el nombre de Babaji —decía Lahiri Mahasaya—, recibe instantáneamente una bendición espiritual».
El inmortal gurú no muestra señales de edad en su cuerpo; parece no ser mayor que un joven de veinticinco años. Es de tez clara y estatura y complexión medianas. El hermoso y fuerte cuerpo de Babaji irradia un resplandor perceptible. Sus ojos son oscuros, tiernos y serenos; su largo y lustroso cabello es cobrizo. En ocasiones, su rostro se asemeja notablemente al de Lahiri Mahasaya. La similitud es tan sorprendente que, en sus últimos años, Lahiri Mahasaya podría haber pasado por el padre del, en apariencia, joven Babaji.
Swami Kebalananda, mi santo instructor de sánscrito, pasó algún tiempo con Babaji en el Himalaya.
—El incomparable maestro se mueve con su grupo de uno a otro lugar en las montañas —relató Kebalananda—. Su pequeño grupo cuenta con dos aventajados discípulos americanos. Después de que Babaji ha estado en determinado lugar durante algún tiempo, dice «Dera danda uthao» (levantemos nuestro campamento y nuestro báculo). Él lleva consigo el simbólico danda (báculo o bastón de bambú). Sus palabras son la señal que da al grupo para marcharse instantáneamente a otro lugar. No siempre emplea el método del viaje astral; algunas veces se desplaza a pie de una a otra cumbre en las montañas.
»Babaji puede ser visto o reconocido por otros sólo cuando él así lo desea. Se sabe que ha aparecido ante numerosos devotos en muchas formas, aunque las variantes son pequeñas: en algunas ocasiones, con barba y bigote, y en otras, sin ellos. Puesto que su cuerpo no es corruptible ni requiere alimento, el Maestro rara vez come. Como una cortesía, cuando le visita algún discípulo, ocasionalmente acepta frutas o arroz cocido en leche y mantequilla clarificada.
»Dos asombrosos incidentes de la vida de Babaji me son conocidos —continuó Kebalananda—. Una noche, sus discípulos estaban sentados alrededor de un gran fuego que ardía para la celebración de una ceremonia védica sagrada. El Maestro cogió súbitamente un leño ardiendo y con él golpeó ligeramente el hombro de un chela cercano al fuego.
»—Señor, ¡qué crueldad! —Lahiri Mahasaya, que estaba presente, fue quien hizo esta reconvención.
»—Qué, ¿prefieres verle arder hasta las cenizas, ante tus propios ojos, de acuerdo con lo decretado por su karma pasado?
»Diciendo esto, Babaji puso su milagrosa mano sobre el hombro desfigurado del chela.
»—Hoy te he librado de una muerte dolorosa. La ley kármica ha quedado satisfecha con el pequeño sufrimiento que te ha producido el fuego.
»En otra ocasión, el grupo sagrado de Babaji fue perturbado por la llegada de un desconocido. Éste había ascendido, con habilidad inaudita, hasta los casi inaccesibles desfiladeros próximos al campamento del Maestro.
»—Señor, usted debe ser el gran Babaji. —El rostro del hombre brillaba con inexpresable reverencia—. Durante meses he mantenido una búsqueda incesante a través de estos inaccesibles despeñaderos. Le imploro que me acepte como discípulo.
»Como el gran gurú no hizo ademán de responder, el hombre, señalando el precipicio que se abría a sus pies, dijo:

»—Si usted me rechaza, me arrojaré desde esta cumbre. La vida no tendrá para mí ningún valor si no puedo obtener su guía para alcanzar a la Divinidad.

»—Entonces, ¡salta! —respondió Babaji, inmutable—. No puedo aceptarte en tu estado actual de desenvolvimiento espiritual.
»El hombre se arrojó al abismo inmediatamente. Babaji dio instrucciones a sus asombrados discípulos para que rescataran el cuerpo. Cuando regresaron con el destrozado cadáver, el Maestro colocó su divina mano sobre el cuerpo del desconocido, y éste abrió los ojos y se prosternó humildemente a los pies del omnipotente gurú.
»—Ahora ya estás listo para el discipulado —dijo Babaji sonriendo a su resucitado chela—. Valientemente has pasado la difícil pruebaLa muerte no volverá a tocarte; ahora eres uno de los inmortales de nuestro rebaño. —Luego pronunció sus acostumbradas palabras de partida—: «Dera danda uthao». —Todo el grupo desapareció de las montañas.
Un avatar vive en el Espíritu omnipresente; para él no existe distancia inversa al cuadradoÚnicamente existe una razón para que Babaji mantenga su forma física de siglo en siglo: el deseo de ofrecer a la humanidad un ejemplo concreto de sus propias posibilidades. Si no se le concediera jamás al hombre vislumbrar destellos de la Divinidad encarnada, permanecería siempre oprimido bajo el peso de la ilusión de maya que le induce a creer que jamás podrá trascender su mortalidad.
Jesús conoció desde un principio la secuencia de su vida; pasó a través de cada evento, no por él ni a causa de alguna deuda kármica, sino sólo en pro de la elevación de los seres humanos reflexivos. Sus cuatro cronistas y discípulos —San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan— escribieron el drama inefable del evangelio para beneficio de las generaciones futuras.
Asimismo, para Babaji no existe tampoco la relatividad del pasado, presente y futuro; desde el principio, él ha conocido todas las fases de su vida. Adaptándose al limitado entendimiento del hombre, ha llevado a cabo muchos actos de su divina vida en la presencia de uno o más testigos. De este modo fue posible que un discípulo de Lahiri Mahasaya estuviera presente cuando Babaji consideró que el tiempo había llegado para proclamar las posibilidades de la inmortalidad corporal. Él pronunció esta promesa en presencia de Ram Gopal Muzumdar, para que finalmente fuera conocida y sirviera de inspiración a otros corazones que buscan la verdad. Los grandes seres hablan y participan del curso natural de los acontecimientos únicamente para beneficio del hombre, como Cristo lo dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que Tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que Tú me has enviado».
Durante mi visita a Ram Gopal, «el santo que no duerme», en Ranbajpur, éste me contó la asombrosa historia de su primer encuentro con Babaji:
«Algunas veces dejaba mi solitaria cueva para ir a sentarme a los pies de Lahiri Mahasaya, en Benarés —me relató Ram Gopal—. Cierta noche, mientras meditaba con un grupo de sus discípulos, el Maestro me hizo una súplica sorprendente.
»—Ram Gopal —me dijo—, ve inmediatamente al ghat de Dasasamedh.
»Pronto llegué al solitario lugar. La noche estaba muy clara, gracias a la luz de la luna y las estrellas. Permanecí sentado en paciente silencio durante un tiempo, y luego mi atención se fijó en una losa grande, situada cerca de mis pies. Lentamente, la piedra se levantó, revelando la existencia de una cueva subterránea. Cuando la losa se detuvo, sostenida en el aire por medios desconocidos, una joven mujer de sorprendente belleza, envuelta en una túnica, emergió flotando de la cueva y ascendió a considerable altura, levitando. Rodeada por un tenue halo, descendió lentamente frente a mí y permaneció inmóvil, sumida en un estado de profundo éxtasis. Al fin se movió y habló con suavidad:
»—Yo soy Matajila hermana de Babaji. Le he pedido a él y a Lahiri Mahasaya que vinieran a mi cueva esta noche para discutir un asunto de gran importancia.
»Una luz nebulosa se vio flotando velozmente sobre el Ganges; la extraña luminosidad se reflejaba sobre las opacas aguas. Se aproximó más y más hasta que, con un reflejo deslumbrador, apareció al lado de Mataji y se condensó instantáneamente en la forma humana de Lahiri Mahasaya. El Maestro se postró con humildad a los pies de la santa mujer.
»Antes de que saliera de mi asombro, me maravillé de nuevo al contemplar una masa giratoria de luz mística que viajaba por el cielo. Descendiendo con rapidez, el llameante torbellino se acercó a nuestro grupo y se materializó en el cuerpo de un hermoso joven, quien, como desde luego comprendí, era Babaji. Se parecía a Lahiri Mahasaya; la única diferencia era que Babaji tenía un aspecto mucho más joven y el cabello largo y brillante.
»Lahiri Mahasaya, Mataji y yo nos arrodillamos a los pies del gurú. Una sensación de beatífica gloria excitó todas las fibras de mi ser cuando toqué su divina carne.
»—Bendita hermana —dijo Babaji—, estoy pensando abandonar mi forma y sumergirme en la Corriente Infinita.
»—Ya había yo vislumbrado tu plan, amado maestro. Y quiero discutirlo contigo esta noche. ¿Por qué deseas abandonar tu cuerpo? —la gloriosa mujer le miraba con gesto implorante.
»—¿Qué diferencia hay si utilizo una onda visible u otra invisible en el océano de mi Espíritu?
»Mataji contestó con un destello de ingenio:

»—Inmortal gurú, si no hay diferencia alguna, entonces te ruego que no abandones jamás tu forma.
»—Así sea —dijo Babaji solemnemente—. Nunca abandonaré mi cuerpo físico. Permaneceré siempre visible, cuando menos a un pequeño grupo de personas en este mundo. El Señor ha expresado sus deseos a través de tus labios.
»Como yo escuchaba asombrado la conversación entre estos excelsos seres, el gran gurú se volvió hacia mí con un gesto benigno.
»—No temas, Ram Gopal —me dijo—; ha sido para ti una bendición el ser testigo de la escena de esta promesa inmortal.
»A medida que la dulce y melódica voz de Babaji se desvanecía, su forma y la de Lahiri Mahasaya se elevaron lentamente, alejándose sobre el Ganges. Una aureola de deslumbrante luz envolvía sus cuerpos, mientras éstos se desvanecían en el cielo de la noche. La forma de Mataji flotó hacia la cueva y descendió; la laja de piedra cerró la entrada, como si ésta operara movida por algún mecanismo invisible.
»Infinitamente inspirado, tomé el camino de regreso a la casa de Lahiri Mahasaya. Cuando me incliné ante él, al amanecer, mi maestro me sonrió comprensivamente.
»—Me alegro por ti, Ram Gopal —me dijo—. El deseo que con frecuencia me has expresado de conocer a Babaji y Mataji ha tenido finalmente una maravillosa realización.
»Mis condiscípulos me comunicaron que Lahiri Mahasaya no se había movido de su lado desde que partí, a la media noche.

»—Nos ofreció una maravillosa disertación sobre la inmortalidad, después de que tú saliste para el gath de Dasasamedh —me dijo uno de los chelas. Por primera vez, me di cabal cuenta de la verdad de los versos de las escrituras, según los cuales un hombre que ha alcanzado su identidad con Dios puede aparecer en diferentes lugares al mismo tiempo, en dos o más cuerpos.
»Lahiri Mahasaya me explicó más tarde muchos puntos metafísicos concernientes al secreto plan divino destinado a esta tierra —terminó diciendo Ram Gopal—. Babaji ha sido elegido por Dios para permanecer en su cuerpo mientras dure este ciclo particular del mundo. Las edades vendrán y pasarán, mas el Maestro inmortal estará siempre presente en esta escena terrestre, contemplando el drama de los siglos».

Mahavatar Babaji
Babaji Mahavatar, o «Encarnación Divina»Gurú de Lahiri Mahasaya
    Ciñéndose a las instrucciones de Yoganandaji, un artista realizó este dibujo que refleja fielmente la imagen del gran Yogui-Cristo de la India Moderna.
    Mahavatar Babaji ha rehusado revelar a sus discípulos ningún dato de tipo biográfico con connotaciones limitantes, como el lugar y fecha de su nacimiento. Lo único que se sabe al respecto es que ha vivido durante siglos en las nevadas alturas del Himalaya.
    «Cada vez que un devoto pronuncia con reverencia el nombre de Babaji —decía Lahiri Mahasaya—, recibe instantáneamente una bendición espiritual»





Patányali 

(siglo III A.C) escribió el texto sánscrito Yoga sūtra,que sentó las bases del yoga.


Sankara (788-820 d.C): Filósofo hindú cuya cronología es discutida. Aunque posiblemente vivió entre el año 788 y el 820 d.C, hay autores que lo sitúan en el siglo II a.C. Nacido en Kaladi, en el actual estado indio de Kerala, en el seno de una familia de brahmanes, se convirtió en uno de los más grandes filósofos y santos de India, incluso se llegó a identificar a su persona con una encarnación de Siva.
Su sobrenombre procede de la unión de la palabra Shankara (nombre con el que se conoce al dios Shiva como 'jefe de las fuerzas del fuego') con el término charya, que indica 'santidad'. Fue discípulo de Govinda y llevó una vida errante predicando las doctrinas del Advaita-Vedanta, la escuela de filosofía "no-dualista" que enseña la unidad trascendental entre Brahma (el Ser), las almas encarnadas (Jiva) y el universo (Jagat).
El monismo absoluto de Shankaracharya se asienta sobre los principios de Maya, la ilusión, y Jñana, el conocimiento como forma de liberación de la ilusión de la existencia de un Yo diferente al Brahman: el ser absoluto y único. Esta filosofía parte de tres textos fundamentales: las Upanishads, la Bhagavad gita y el Brahmashastra (véase también shastra). Shankaracharya creó diez órdenes monásticas, entre las que destaca la de Shringeri, en el sur de India, y fundó la secta shivaita de los brahmanes Smartava. Así mismo, reformó el shaktismo, escribió varios tantra y se le atribuyen numerosas obras poéticas sobre la doctrina vedanta, entre ellas el Upadeshasahasri (preceptos sobre las Upanishads) y su obra capital: el Sharirakamimansa-bhasya (un gran comentario en sánscrito a los vedanta-sutra); se atribuyen a este autor, además, los poemas eróticos Amarushataka, un comentario al Bhagavad gita llamado Gita-bhasya, y los siguientes textos clásicos del Advaita-Vedanta: el Atmabodha (o Conocimiento del Ser), el Tattvabodha (o Conocimiento de la Verdad), el Upadesha-Sahasri (o Mil formas de consejos) y el Viveka-Chudamani (La joya del discernimiento).   

Arutprakasa Vallalar Chidambaram Ramalingam (5 de octubre de 1823 -  30 de enero 1874), cuya pre-monástica nombre era Ramalingam, que comúnmente se conoce en la India y en todo el mundo  como Vallalar. Fue uno de los más famosos de los Santos de los tamiles y también uno de los más grandes poetas tamiles del siglo 19  y pertenece a una línea de Tamil santos conocidos como " Siddhars Gnana " (gnana significa una mayor sabiduría ).
El Samarasa Suddha Sanmarga Sathiya Sangam  se extendió y pasó por él, no sólo en la teoría , pero sobre todo en la práctica por su propia forma de vida que en sí es inspiración para su followers.Through la noción de Suddha Sanmarga Sangam, el santo se esforzó por eliminar el sistema de castas .  de acuerdo con Suddha Sanmarga, los aspectos principales de la vida humana deben ser conectados con el amor de caridad y divina la práctica que conduce al logro de puro conocimiento.  Ramalinga Swami defendió el concepto de adorar a la llama de la lámpara encendida como símbolo a Shiva. Describió con detalle la ciencia de la inmortalidad o ascensión en su filosofía conocida como El sendero perfecto a Dios (Suddha Saanmarga). Su trabajo más importante es la divina canción de gracia.

Shri Shyamacharan Lahiri Mahasaya (1828-1895)
Conocido como un Yogavatar ("Encarnación del Yoga"), Lahiri Mahasaya fue un supervisor, casado con hijos, que trabajaba para el departamento de construcción de la Compañía del Ferrocarril en Varanasi. Un día en 1861, su oficina le envió "por error" (de hecho una transferencia traida por el poder místico del propio Babaji) a las montañas Ranikhet, donde Babaji se le apareció, le inició en el Kriya Yoga, y le dio la misión de diseminarla por el mundo. Eligió a Lahiri Mahasaya en parte para demostrar que los humildes grihastas (miembros del hogar) pueden obtener el nivel más alto de realización y no está confinado sólo a los sannyasins (monjes y hermitaños). De hecho cuando unos años más tarde el gran Swami Trailanga, el errante monje desnudo, escuchó que Lahiri Mahasaya estaba en camino para presentarle sus respetos, inmediatamente saltó de alegría y le abrazó. Después que Lahiri Baba se fue, uno de los discípulos del swami preguntó al santo por qué él, un sannyasin supremo, mostró tanto respeto a un simple padre de familia, Swami Trailanga replicó: "¡Ha alcanzado el estado yóguico mientras permaneció como padre de familia, por el contrario yo tuve que abandonar inclusive hasta mis taparrabos!" Lahiri Baba es concocido hoy día como "El Padre del Kriya Yoga", ya que inició y guió a miles de devotos mientras permanecía en su familia y su trabajo.

   “El primer encuentro de Babaji con Lahiri Mahasaya es una historia cautivadora y una de las pocas que nos da una visión en detalle del inmortal gurú”.

   Estas palabras fueron el preámbulo de Swami Kebalananda a un relato maravilloso. La primera vez que lo contó me sentí literalmente hechizado. En muchas otras ocasiones engatusé a mi amable profesor de sánscrito para que repitiera la historia, que más tarde Sri Yukteswar me contó básicamente con las mismas palabras. Ambos discípulos de Lahiri Mahasaya habían oído la asombrosa historia directamente de labios de su gurú.

   “Mi primer encuentro con Babaji tuvo lugar cuando yo contaba treinta y tres años”, había dicho Lahiri Mahasaya. “En el otoño de 1861 ocupaba el puesto de contable del gobierno en el Departamento de Ingeniería Militar, en Danapur. Una mañana, el director de la oficina me llamó.

   “‘Lahiri’, dijo, ‘acaba de llegar un telegrama de nuestra oficina principal. Vas a ser trasladado a Ranikhet, donde está comenzando a establecerse un puesto del ejército’1.

   “Salí con un sirviente para hacer el viaje de 800 Km. Viajando a caballo y en calesa, llegamos a Ranikhet2, en el Himalaya, en treinta días.

   “Mis obligaciones oficiales no eran pesadas; podía pasar muchas horas del día vagando por las magníficas colinas. Me llegó el rumor de que grandes santos bendecían la región con su presencia; sentí un extraño deseo de verlos. Durante una excursión, a primeras horas de la tarde, quedé asombrado al oír una voz distante que pronunciaba mi nombre. Continué mi vigorosa ascensión al Drongiri Mountain. Me acosaba un ligero desasosiego al pensar que probablemente no podría desandar lo andado antes de que la oscuridad descendiera sobre la jungla.

   “Finalmente llegué a un pequeño claro flanqueado por paredes rocosas salpicadas de cuevas. En una de las cornisas rocosas había un hombre joven de pie, sonriente, que extendía la mano para saludarme. Observé con asombro que, excepto por el color cobrizo de su pelo, se parecía extraordinariamente a mí.

   “‘¡Lahiri, has venido!’. El santo se dirigió a mí cariñosamente en hindi. ‘Descansa en esta cueva. Fui yo quien te llamó’.

   “Entré en una pequeña gruta bien cuidada, en la que había varias mantas de lana y algunos kamandulus (platillos para la limosna).

   “‘Lahiri, ¿recuerdas este asiento?’. El yogui señaló una manta doblada que estaba en un rincón.

   “‘No, señor’. Algo aturdido por lo extraño de mi aventura, añadí, ‘Ahora debo marcharme, antes de que caiga la noche. Tengo que estar en la oficina por la mañana’.

   “El misterioso santo respondió en inglés, ‘La oficina fue creada para ti, no tú para la oficina’.

   “Me quedé mudo de asombro al ver que este asceta del bosque no sólo hablaba inglés, sino que además parafraseaba las palabras de Cristo.

   “‘Veo que mi telegrama surtió efecto’. El comentario del yogui me resultó incomprensible; pregunté su significado.

   “‘Me refiero al telegrama que te trajo a estos aislados parajes. Fui yo quien sugirió silenciosamente a tu superior que fueras trasladado a Ranikhet. Cuando se siente la unión con la humanidad, todas las mentes se convierten en estaciones emisoras con las que podemos operar a voluntad’. Añadió amablemente, ‘Lahiri, ¿no es cierto que esta cueva te resulta familiar?’.

   “Como yo permanecía en silencio, perplejo, el santo se acercó y me golpeó ligeramente en la frente. A su toque magnético, una maravillosa corriente se extendió por mi cerebro, liberando las semillas de los dulces recuerdos de mi vida anterior.

   “‘¡Lo recuerdo!”. Mi voz estaba ahogada por sollozos de alegría. ‘¡Tú eres mi gurú Babaji, que siempre me has pertenecido! En mi mente surgen vivamente escenas del pasado; aquí, en esta cueva, pasé muchos años de mi última encarnación!’. Como me abrumaban recuerdos inefables, me abracé llorando a los pies de mi maestro.

   “‘Te he esperado aquí durante más de tres decenios, ¡esperando que volvieras a mí!’. La voz de Babaji sonaba con amor celestial. ‘Te escabulliste y desapareciste en las olas tumultuosas de la vida más allá de la muerte. La varita mágica de tu karma te tocó ¡y te fuiste! Aunque me perdiste de vista, ¡yo jamás te perdí de vista a ti! Te seguí por encima de los luminosos mares astrales donde navegan los ángeles gloriosos. A través de la oscuridad, la tormenta, la agitación y la luz, te seguí, como un ave cuida a su polluelo. Cuando tu vida en el útero materno llegó a su término y surgiste como una criatura, mis ojos te vigilaban siempre. Cuando en tu niñez escondías tu pequeño cuerpo bajo las arenas de Nadia, ¡yo estaba invisiblemente presente! Pacientemente, mes tras mes, año tras año, he velado por ti, esperando este día perfecto. ¡Ahora estás conmigo! ¡Mira, ésta es tu cueva, antaño amada! La he mantenido limpia y preparada para ti. ¡Aquí está tu sagrada manta para asana, en la que te sentabas diariamente para llenar tu expansivo corazón de Dios! ¡Contempla allí tu cuenco, del que con frecuencia bebías el néctar que yo preparaba! ¡Observa qué limpio y brillante he mantenido el latón, para que puedas volver a beber! Hijo mío, ¿comprendes ahora?’.

   “‘Gurú mío, ¿qué puedo decir?’ murmuré entrecortadamente. ‘¿Cuándo se ha oído jamás hablar de tal amor inmortal?’. Miré larga y extasiadamente a mi tesoro eterno, mi gurú en la vida y la muerte.

   “‘Lahiri, necesitas purificación’. Bebe el aceite de este cuenco y tiéndete junto al río’. La sabiduría práctica de Babaji, reflexioné con una rápida sonrisa al recordarlo, fue siempre notable.

   “Obedecí sus instrucciones. Auque estaba descendiendo la glacial noche del Himalaya, en cada célula de mi cuerpo comenzó a vibrar una reconfortante y cálida radiación interior. Yo me sentía maravillado. ¿Estaba el desconocido aceite dotado de calor cósmico?

   “Gélidos vientos azotaban a mi alrededor en la oscuridad, lanzando un temible desafío. Las frías olas del río Gogash iban y venían lamiendo mi cuerpo, extendido en la orilla rocosa. Los tigres aullaban a mi lado, pero mi corazón estaba libre de miedo; la rebosante fuerza que acababa de generarse en mi interior, me transmitía una segura e incontestable protección. Pasaron rápidamente varias horas; recuerdos desvaídos de otra vida se entretejían en el actual y brillante dibujo de la reunión con mi gurú divino.

   “Mis solitarias meditaciones fueron interrumpidas por el sonido de unos pasos que se acercaban. En la oscuridad, la mano suave de un hombre me ayudó a ponerme de pie y me dio ropas secas.

   “‘Vamos, hermano’, dijo mi compañero. ‘El maestro te espera’.

   “Marcó el camino a través del bosque. La sombría noche se iluminó de pronto con una luz fija en la distancia.

   “‘¿Puede estar saliendo el sol?”, pregunté. ‘¿Ha pasado la noche?’.

   “‘Es medianoche’. Mi guía se rió con ternura. ‘Aquella luz es el resplandor de un palacio de oro, materializado aquí, esta noche, por el incomparable Babaji. En un pasado remoto expresaste una vez el deseo de disfrutar de la belleza de un palacio. Nuestro maestro satisface ahora tu deseo, así te liberarás de las cadenas del karma’. Añadió, ‘El magnífico palacio será esta noche escenario de tu iniciación en Kriya Yoga. Todos tus hermanos que están aquí se unen en un himno de alegría, regocijándose del final de tu largo exilio. ¡Mira!’

   “Ante mí se alzaba un enorme palacio de deslumbrante oro. Salpicado de joyas y colocado en medio de jardines, presentaba un espectáculo de grandeza sin parangón. Santos de rostro angélico estaban situados junto a las resplandecientes verjas, casi rojas por el brillo de los rubíes. En los arcos decorativos había incrustados diamantes, perlas, zafiros y esmeraldas de gran tamaño y brillo.

   “Seguí a mi compañero hasta la espaciosa sala de recepción. En el aire flotaba olor de incienso y rosas; tenues lámparas derramaban una difusa luz multicolor. Los devotos, algunos de piel clara, otros de piel oscura, aparecían en pequeños grupos, cantando o sentados en postura meditativa, inmersos en la paz interior. Una vibrante alegría empapaba la atmósfera.

   “‘Regálate la vista; disfruta del artístico esplendor de este palacio, pues ha sido creado únicamente en tu honor’. Mi guía sonrió comprensivo cuando hice algunas exclamaciones de asombro.

   “‘Hermano’, dije, ‘la belleza de esta construcción sobrepasa los límites de la imaginación humana. Por favor, cuéntame el misterio de su origen’.

   “‘Te informaré gustosamente’. Los oscuros ojos de mi compañero centelleaban de sabiduría. ‘En realidad no hay nada inexplicable en esta materialización. Todo el cosmos es un pensamiento materializado del Creador. Este pesado terrón que es la tierra, flotando en el espacio, es un sueño de Dios. Él lo hizo todo a partir de Su conciencia, tal como la conciencia del hombre, cuando sueña, reproduce y da vida a su propia creación.

   “‘Dios creó la tierra primero como una idea. Después la aceleró; surgió la energía atómica. Coordinó los átomos en una esfera sólida. Todas sus moléculas se mantienen unidas por la voluntad de Dios. Cuando retire Su voluntad, la tierra se desintegrará de nuevo en energía. La energía se disolverá en conciencia; la idea-tierra desaparecerá de la objetividad.

   “‘La sustancia de un sueño se mantiene materializada por el pensamiento subconsciente de quien sueña. Cuando al despertar ese pensamiento cohesivo se retira, el sueño y sus elementos se disuelven. Un hombre cierra los ojos y erige un sueño-creación que, al despertar, desmaterializa forzosamente. Sigue el modelo divino arquetípico. Del mismo modo, cuando se despierta en la conciencia cósmica, desmaterializa sin esfuerzo la ilusión del sueño cósmico.

   “‘Siendo uno con la Voluntad infinita que realiza todo, Babaji puede pedir a los átomos elementales que se combinen y se manifiesten de cualquier forma. Este palacio de oro, creado instantáneamente, es real, tal como esta tierra es real. Babaji creó esta mansión palaciega con su mente y mantiene sus átomos unidos con su fuerza de voluntad, tal como Dios creó esta tierra y la mantiene intacta’. Añadió, ‘Cuando esta construcción haya cumplido su objetivo, Babaji la desmaterializará’.

   “Como yo permanecía en silencio, impresionado, mi guía hizo un gesto amplio. ‘Este reluciente palacio, soberbiamente adornado con joyas, no ha sido construido con el esfuerzo humano ni con oro y gemas extraídas con dificultad de una mina. Se mantiene sólido como un monumental reto al hombre5. Quien se vea a sí mismo como hijo de Dios, tal como hizo Babaji, puede alcanzar cualquier meta gracias a los infinitos poderes ocultos en su interior. Una piedra corriente encierra el extraordinario secreto de la energía atómica6; del mismo modo, un mortal es ya una fuente inagotable de divinidad’.

   “El sabio tomó de una mesa cercana un elegante jarrón, cuyas asas centelleaban de diamantes. ‘Nuestro gran gurú creó este palacio solidificando miríadas de rayos cósmicos libres’, continuó. ‘Toca este jarrón y sus diamantes; pueden pasar todas las pruebas de la experiencia sensorial’.

   “Examiné el jarrón y pasé la mano por los muros de la habitación, engrosados con espejeante oro. Cada una de las joyas espléndidamente prodigadas, era digna de la colección de un rey. Mi mente se colmó de una profunda satisfacción. Un deseo sumergido, oculto en mi subconsciente desde vidas pasadas, pareció ser satisfecho y apagado a la vez.

   “A través de arcos y pasillos adornados, mi majestuoso compañero me condujo a una serie de habitaciones ricamente amuebladas al estilo de un palacio imperial. Entramos en una inmensa sala. En el centro estaba dispuesto un trono de oro, incrustado de joyas que derramaban una deslumbrante mezcla de colores. Allí, en postura de loto, estaba sentado el supremo Babaji. Me arrodillé en el brillante suelo a sus pies.

   “‘Lahiri, ¿todavía estás disfrutando de tus oníricos deseos de un palacio de oro?’. Los ojos de mi gurú centelleaban como zafiros. ‘¡Despierta! Todos tus anhelos terrenales van a ser satisfechos para siempre’. Murmuró unas palabras místicas de bendición. ‘Hijo mío, levántate. Recibe tu iniciación en el reino de Dios por medio de Kriya Yoga’.

   “Babaji extendió su mano; apareció un fuego homa (sacrifical), rodeado de frutas y flores. Recibí la liberadora técnica yóguica en este encendido altar.

   “Los rituales terminaron cuando comenzaba a amanecer. En mi estado de éxtasis no sentía necesidad de dormir y deambulé por el palacio, lleno por todas partes de tesoros e inapreciables objetos artísticos. Al descender a los magníficos jardines, observé, muy cerca, las mismas cuevas y estériles cornisas montañosas que ayer presumían de su falta de proximidad a cualquier palacio o terraza florida.

   “Volviendo a entrar en el palacio, que brillaba fabulosamente bajo el frío sol del Himalaya, busqué a mi maestro. Todavía estaba sentado en el trono, rodeado de muchos discípulos silenciosos.

   “‘Lahiri, tienes hambre’. Babaji añadió, ‘Cierra los ojos’.

   “Cuando los abrí de nuevo, el palacio encantado y sus pintorescos jardines habían desaparecido. Mi propio cuerpo y los de Babaji y el grupo de chelas estaban ahora sentados en el suelo desnudo, en el sitio exacto del desvanecido palacio, no lejos de las entradas a las grutas iluminadas por el sol. Recordé que mi guía había comentado que el palacio se desmaterializaría, liberándose sus átomos cautivos en el pensamiento-esencia del que habían surgido. Aunque anonadado, miré confiado a mi gurú. No sabía qué más podía esperar en este día de milagros.

   “‘El objetivo por el que se creó el palacio ya se ha cumplido’, explicó Babaji. Levantó un recipiente de barro del suelo. ‘Pon aquí tu mano y recibirás cualquier alimento que desees’.

   “Tan pronto como toqué el ancho cuenco vacío, se colmó de calientes luchis fritos en mantequilla, curry y dulces extraños. Me serví, observando que el recipiente estaba siempre lleno. Al terminar la comida busqué agua a mi alrededor. Mi gurú me señaló el cuenco que tenía ante mí. ¡La comida había desaparecido!; en su lugar había agua, tan clara como si procediese de un manantial en las montañas.

   “‘Pocos mortales saben que el reino de Dios incluye el reino de las satisfacciones terrenales’, observó Babaji. ‘El reino divino comprende al terrenal, pero este último, siendo ilusorio, no puede incluir la esencia de la realidad’.

   “‘¡Amado gurú, la pasada noche me mostraste el vínculo entre la belleza del cielo y de la tierra!’. Sonreí recordando el desvanecido palacio; ¡probablemente ningún yogui ha recibido jamás la iniciación en los augustos misterios del Espíritu, en un ambiente de lujo tan impresionante! Observé con tranquilidad el absoluto contraste con la presente escena. El adusto suelo, el cielo como techo, las cuevas ofreciendo su primitiva protección, todo parecía un refinado escenario natural para los seráficos santos que estaban a mi alrededor.

   “Aquella tarde me senté en mi manta, santificado por los recuerdos de lo alcanzado en vidas pasadas. Mi gurú divino se me acercó y me pasó la mano por la cabeza. Entré en el estado de nirbikalpa samadhi, permanecí en ese gozo ininterrumpidamente durante siete días. Cruzando los sucesivos estratos del autoconocimiento, penetré en los reinos inmortales de la realidad. Todas las limitaciones engañosas se derrumbaron; mi alma estaba totalmente establecida en el altar eterno del Espíritu Cósmico. Al octavo día caí a los pies de mi gurú y le rogué que me mantuviera siempre cerca de él, en este desierto lugar sagrado.

   “‘Hijo mío’, dijo Babaji abrazándome, ‘en esta encarnación tienes que jugar tu papel en un escenario externo. Bendecido desde antes de nacer por muchas vidas de meditación solitaria, ahora debes mezclarte en el mundo de los hombres.

   “‘Un objetivo profundo refuerza el hecho de que no me encontraras hasta que no fueras ya un hombre casado, con modestas responsabilidades laborales. Debes dejar a un lado la idea de unirte a nuestro grupo secreto en el Himalaya; tu vida reside en los centros llenos de actividad, sirviendo como ejemplo de un hombre de familia ideal.

   “‘El llanto de muchos hombres y mujeres desconcertados no ha dejado de ser escuchado por los Grandes’, prosiguió. ‘Has sido elegido para llevar alivio espiritual, a través de Kriya Yoga, a muchos buscadores sinceros. Los millones de seres que están cargados por las ataduras familiares y las pesadas tareas mundanas, cobrarán nuevos ánimos gracias a ti, un hombre de familia como ellos. Debes guiarles para que vean que los elevados logros del yoga no están vedados al hombre de familia. Incluso en el mundo, el yogui que cumpla fielmente sus responsabilidades, sin apego o móvil personal, caminará por el seguro sendero de la iluminación.

   “‘No hay necesidad de que dejes el mundo, pues interiormente ya has roto todos los lazos kármicos. Sin pertenecer a este mundo, debes estar en él. Todavía tendrás que cumplir concienzudamente con tus deberes familiares, laborales, cívicos y espirituales durante muchos años. Un dulce y nuevo aliento de esperanza divina entrará en los áridos corazones de los hombres del mundo. De tu equilibrada vida aprenderán que la liberación depende de la renuncia interna, no externa’.

   “¡Qué remotos parecían, escuchando a mi gurú en las soledades del alto Himalaya, mi familia, la oficina, el mundo! Sin embargo en sus palabras resonaba una verdad adamantina; acepté sumisamente dejar este bendito refugio de paz. Babaji me instruyó en las antiguas y rígidas normas que gobiernan la transmisión del arte del yoga de gurú a discípulo.

   “‘Ofrece la llave de Kriya sólo a chelas cualificados’, dijo Babaji. ‘Quien se comprometa a sacrificarlo todo en la búsqueda de la Divinidad, es apto para desentrañar los últimos misterios de la vida gracias a la ciencia de la meditación’.

   “‘Angélico gurú, puesto que ya has favorecido a la humanidad resucitando el perdido arte de Kriya, ¿no aumentarás ese beneficio suavizando los estrictos requisitos del discipulado?’. Miré a mi gurú suplicante. ‘Te ruego que me permitas comunicar Kriya a todos los buscadores, aunque al principio no puedan comprometerse a una renuncia interior completa. Los atormentados hombres y mujeres del mundo, perseguidos por el triple sufrimiento7, necesitan un aliento especial. Quizá nunca intenten el camino hacia la libertad si no se les revela la iniciación en Kriya’.

   “‘Que sea así. El deseo divino se ha expresado a través de ti’. Con estas simples palabras, el compasivo gurú retiró las rigurosas protecciones que durante siglos habían ocultado Kriya al mundo. ‘Da libremente Kriya a todo el que te pida humildemente ayuda’.

    “Tras un silencio, Babaji añadió, ‘Repite a cada uno de tus discípulos la majestuosa promesa del Bhagavad Gita: “Swalpamasya dharmasya, trayata mahato bhoyat”, “Incluso un poco de práctica de esta religión te salvará de desesperados miedos y sufrimientos colosales”.

   “Cuando a la mañana siguiente me arrodillé a los pies de mi gurú para recibir su bendición de despedida, él se dio cuenta de que era reacio a dejarle.

   “‘Amado hijo, para nosotros no existe la separación’. Me tocó el hombro con cariño. “‘Estés donde estés, siempre que me llames, estaré contigo al instante’.

   “Emprendí el camino de regreso consolado por su maravillosa promesa y enriquecido con el oro de la sabiduría de Dios recientemente encontrado. En la oficina fuí bienvenido por mis compañeros, que durante diez días me habían creído perdido en las junglas del Himalaya. Pronto llegó una carta de la oficina principal.

   “‘Lahiri debe volver a la oficina de Danapur’, decía. ‘Su traslado a Ranikhet fue un error. Debería haber sido enviado otro hombre para asumir las tareas en Ranikhet’.

   “Sonreí, pensando en las ocultas contracorrientes de acontecimientos que me habían conducido al lugar más recóndito de la India.

   “Antes de volver a Danapur, pasé unos días con una familia bengalí en Moradabad. Para recibirme se reunió un grupo de seis amigos. Como llevé la conversación hacia temas espirituales, mi anfitrión observó sombrío:

   “‘¡Ah, actualmente la India está desprovista de santos!’.

   “‘Babu’, protesté con calor, ‘¡sin lugar a dudas todavía hay grandes maestros en este país!’.

   “Con el ánimo exaltado de fervor, me sentí impulsado a contar mis extraordinarias experiencias en el Himalaya. La pequeña compañía era educadamente incrédula.

   “‘Lahiri’, dijo un hombre en tono tranquilizador, ‘su mente ha estado sometida a gran tensión en el aire enrarecido de la montaña. Lo que está usted contando es una ilusión’.

   “Ardiendo de entusiasmo por la verdad, hablé sin pensarlo debidamente. ‘Si le llamo, mi gurú aparecerá de inmediato en esta casa’.

   “En todos los ojos brilló el interés; no es sorprendente que el grupo anhelara contemplar a un santo materializado de forma tan extraña. Un poco reticente, pedí una habitación tranquila y dos mantas de lana nuevas.

   “‘El maestro se materializará del éter’, dije. ‘Permanezcan en silencio al otro lado de la puerta; enseguida les llamaré’.

   “Me sumergí en el estado meditativo, convocando humildemente a mi gurú. La oscura habitación se llenó muy pronto de una débil aura de luz de luna; emergió la luminosa figura de Babaji.

   “‘Lahiri ¿me llamas por una nimiedad?’. El maestro me miraba severo. ‘La verdad es para los buscadores sinceros, no por una curiosidad vana. Es fácil creer cuando se ve; en ese caso no se puede negar nada. La verdad suprasensorial está reservada, y es descubierta, por quienes superan su escepticismo materialista’. Añadió gravemente, ‘¡Déjame marchar!’.

   “Caí suplicante a sus pies. ‘Sagrado gurú, comprendo mi grave error; te pido perdón humildemente. Me atreví a llamarte para crear fe en estas mentes espiritualmente ciegas. Ya que has aparecido amablemente a mi ruego, por favor, no te marches sin ofrecer una bendición a mis amigos. Aunque sean incrédulos, al menos están ansiosos por conocer la verdad de mis extrañas afirmaciones’.

   “‘Muy bien; me quedaré un momento. No quiero desacreditarte delante de tus amigos’. El rostro de Babaji se dulcificó, pero añadió cortésmente, ‘Hijo mío, de ahora en adelante vendré cuando me necesites y no siempre que me llames’.

   “Cuando abrí la puerta, en el pequeño grupo reinaba un tenso silencio. Mis amigos miraron fijamente la brillante figura sentada en la manta como si no creyeran lo que estaban viendo.

   “‘¡Esto es hipnotismo colectivo!’. Uno de los hombres se rió abiertamente. ‘Nadie pudo entrar en esta habitación sin que nos diéramos cuenta!’.

   “Babaji avanzó sonriendo e indicó a cada uno que tocara la carne cálida y sólida de su cuerpo. Disipadas las dudas, mis amigos se postraron en el suelo con reverencia y arrepentimiento.

   “‘Que se prepare halua’. Comprendí que Babaji pedía esto para que el grupo estuviera más seguro de su realidad física. Mientras se cocía la papilla, el divino gurú conversó afablemente. La conversión de estos dubitativos Tomases en devotos San Pablos fue sorprendente. Después de comer, Babaji bendijo a cada uno por separado. Se produjo un destello repentino; fuimos testigos de la desintegración química instantánea de los electrones del cuerpo de Babaji, que produjo una difusa y vaporosa luz. El maestro, por medio de su fuerza de voluntad sintonizada con Dios, había dejado en libertad la masa de átomos de éter que hasta ese momento permanecían reunidos formando su cuerpo; de inmediato los trillones de minúsculos vitatrones chispearon fundiéndose en la reserva infinita.

   “‘He visto con mis propios ojos al conquistador de la muerte’. Dijo con reverencia Maitra11, uno de los del grupo. Su rostro estaba transfigurado por el júbilo de su reciente despertar. ‘El supremo gurú jugó con el tiempo y el espacio como un niño juega con pompas de jabón. He contemplado a alguien que posee las llaves del cielo y la tierra’.

   “Regresé pronto a Danapur. Firmemente anclado en el Espíritu, volví a asumir las diversas tareas y obligaciones familiares de un cabeza de familia”.

   Lahiri Mahasaya también relató a Swami Kebalananda y Sri Yukteswar la historia de otro encuentro con Babaji, en circunstancias que recuerdan la promesa del gurú; “Vendré siempre que me necesites”.

   “El escenario fue una Kumbha Mela en Allahabad”, contó Lahiri Mahasaya a sus discípulos. “Había ido en unas cortas vacaciones de trabajo. Mientras paseaba entre la multitud de monjes y sadhus que habían llegado desde grandes distancias para asistir al festival sagrado, observé a un asceta cubierto de ceniza que sostenía un platillo de limosna. Me asaltó el pensamiento de que el hombre era un hipócrita, que llevaba los símbolos exteriores de la renuncia sin la correspondiente gracia interior.

   “Apenas había dejado atrás al asceta, cuando mis sorprendidos ojos cayeron sobre Babaji. Estaba arrodillado frente a un anacoreta de pelo enmarañado.

   “‘¡Guruji!’, me precipité hacia él. ‘Señor, ¿qué está haciendo aquí?’.

   “‘Estoy lavando los pies de este renunciante y después limpiaré sus utensilios de cocina’. Babaji me sonrió como un niño pequeño; comprendí que estaba dándome a entender que no criticara a nadie, sino que viera al Señor residiendo por igual en todos los templos-cuerpos, sean de hombres superiores o inferiores. El gran gurú añadió, ‘Sirviendo a los sadhus sabios e ignorantes, estoy aprendiendo la mayor de las virtudes, que complace a Dios por encima de todas las demás, humildad’”.




Sri Ramakrishna (KamarpukurBengala Occidental, 18 de febrero de 1836 - Calcuta, 16 de agosto de 1886). Su nombre era Gadadhar Chattopadhyay y fue un místico bengalí a quien muchos hindúes consideran un avatar o encarnación divina. Desde 1856 ejerció como sacerdote de un templo de la diosa Kali y recibió instrucción para alcanzar la iluminación.
Durante doce años practicó ejercicios espirituales bajo la guía de maestros de las más diversas inspiraciones y orientaciones religiosas, incluidos el cristianismo y el islam.
Afirmó que por cada una de estas vías había alcanzado la iluminación (samādhi), por lo que afirmaba que los seguidores de todas las religiones podrían lograr la experiencia de la «Realidad Última», si su entrega a Dios fuera lo suficientemente intensa.


Sus discípulos más importantes fueron los swamis Vivekananda y Brahmananda, que difundieron su mensaje a través de Oriente y Occidente.


Sai Baba de Shirdi (1838 - 15 de octubre de 1918), también conocido como Shirdi Sai Baba, fue un yoguigurú y faquir indio que es considerado por sus devotos hindúes y musulmanes como un santo, y para sus devotos hindúes la encarnación de Shivá o Dattatreya. Hay muchas historias y relatos de testigos oculares de los milagros que realizó. Es una figura bien conocida en muchas partes del mundo, pero especialmente en la India, donde es venerado.
El nombre "Sai Baba" es una combinación de origen indio y persa; Sai (Sa'ih) es el término persa para "santo", por lo general atribuidos a ascetas islámicos, mientras que Baba (honorífico) es una palabra que significa "padre, abuelo, viejo, señor" que se utiliza en las lenguas indo-arias. El apelativo se refiere a Sai Baba como un "santo padre".1 Sus padres, los detalles del nacimiento y la vida antes de la edad de dieciséis años son inciertos, lo que ha llevado a una serie de especulaciones y teorías que intentan explicar los orígenes de Sai Baba. En su vida y las enseñanzas que él trató de reconciliar del hinduismo y el Islam: Sai Baba vivió en una mezquita que llamó Dwarakamayi, practicaron rituales hindúes y musulmanes, enseñó con palabras y cifras que extrajo de las dos tradiciones y fue enterrado en un templo hindú en Shirdi. Uno de sus bien conocidos epigramas de Dios dice: "Sabka Malik Ek" ("Un Dios gobierna todos"), que remonta sus raíces al Islam en general y en particular el sufismo. Siempre pronunciaba "Alá Malik" - Señor es el único protector. No tenía amor por las cosas perecederas, y fue siempre absorto en la auto-realización, que fue su única preocupación.
Swami Sri Yukteswar Giri ( 10 de mayo de 1855 - 9  de marzo de 1936 ) fue un yogui bengalí, jyotisha (astrólogo médico), y propagador del Bhagavad guita y de una particular visión de la Biblia cristiana. En 1884 Sri Yukteswar (de 29 años de edad) conoció a Lahiri Mahasaya de Varanasi (Benarés), a quien adoptó como gurú. Éste le iniciaría en el camino del kriyā yoga y en la rama Giri de la orden de monjes swami. Yukteswar pasó varios años en compañía de su gurú, y más tarde, cuando dejó de vivir con él, le visitaba a menudo en la sagrada ciudad de Varanasi.
En 1894, mientras asistía al Kumbha Mela (reunión de yoguis de toda la India que se celebra generalmente cada doce años) en Allahabad, conoció a su param-gurú (el maestro de su maestro), llamado Mahavatar Babaji. Viendo el interés de Yukteswar en la Biblia, Mahavatar le sugirió que escribiera un libro unificando las creencias de la Biblia cristiana con las del yoga. En esa reunión, Mahavatar Babaji se dirigió varias veces a Yukteswar con el título de swami, lo que Yukteswar tomó como un reconocimiento a su avance espiritual, y adoptó desde entonces. Ese mismo año (1894) escribió el libro pedido por su paramgurú. Lo llamó Kaivalya darsanam (‘doctrina única’ o ‘la doctrina de lo mismo’), llamada en español La ciencia sagrada.

 Swami Vivekananda: Nació en Calcuta en el año de 1863. Su obra escrita fue recopilada bajo el título Obras completas de Swami Vivekananda. Fue el discípulo más importante de Ramakrisna. El 4 de julio de 1902, por propia voluntad, Vivekananda entró en samadhi y abandonó su cuerpo.
Es conocido por introducir la doctrina del yoga en Occidente, así como un revigorizante hinduismo en un contexto contemporáneo durante los problemas de libertad en India.



 Sri Aurobindo: Fue un santo hindú nacido en Calcuta (1872-1950). Fue autor de numerosas obras sobre yoga y la sabiduría del Bhagavad-gita. Desarrollo el purna-yoga o yoga integral, el cual procura unir el ascenso a la conciencia divina con el descenso del principio divino a la materia. 


Bhupendranath Sanyal Mahasaya (1877-1962) era uno de los discípulos más joven de Lahiri Baba, que recibio la iniciación a la edad de quince años y nombrado como yogacharya a la edad de dieciocho. Como hombre de familia, muy avanzado en la espiritualidad, fundó un ashram llamado Gurudham en Puri, Orissa, y otro llamado Mandar en Bhagalpur, Bihar. Autor de muchos libros, sus escritos son piedras preciosas de espiritualidad. El es mas famoso por su profundo conocimiento del Bhagavad Gita acerca del cual escribió una interpretación metafórica a la luz del Kriya Yoga, en tres volumenes. Paramahamsa Hariharananda recibió de él las iniciaciones en el 4º, 5º y (final) 6º kriya en Puri. 


 La Madre (1878-1973) Mirra Alfassa fue la compañera espiritual de Sri Aurobindo (1872-1950), entre los proyectos llevados a cabo por La Madre, cabe destacar la ciudad-laboratorio de  Auroville, fundada en 1968, cuya experiencia se sigue desarrollando en la actualidad.


Ramana Maharshi: Uno de los máximos representantes del advaita-vedanta de la India moderna (1879-1950). A los 17 años de edad alcanzó, sin ayuda de maestro alguno, la conciencia de identidad con el absoluto (Brahman). Su obra puede conocerse en ¿Quien soy yo?, Indagación del Ser e Instrucción espiritual. Sobre su vida se puede consultar la obra Bhagavan Ramana. 


Swami Ramdas (1884-1963): Uno de los más puros representantes del camino místico devociones o bhakti yoga. Su peregrinaje espiritual lo describió en In queso of God (En la búsqueda de Dios).


Swami Sivananda (1887-1963), maestro de la espiritualidad, procedente de una familia de sabios, ascetas y eruditos de India. Fundador de la Divine Life Society en 1936 y en 1948 la Academa forestal del Yoga-Vedanta, vivió la mayor parte de su vida en Rishikesh (India), después sirvió como médico en Malasia. Creía que la enfermedad era un problema del alma y vio la cura en la práctica del yoga. Escribió 300 libros sobre yoga, religión, espiritualismo, hinduismo, moral, higiene y salud. Fue un pionero en traer el yoga a Occidente. Su lema era: «Sirve. Ama. Regala. Medita. Purifica. Realiza». Uno de sus discípulos fue Swami Satchidananda.


Sri Tirumalai Krishnamacharya (1888-1989), enseñó en el Mysore Palace desde 1924 hasta 1957, luego en Madrás hasta su muerte en 1989. Fue maestro de tres influyentes yoguis que difundieron sus ideas por el mundo: 




Swami Bua (1890-22 de julio de 2010) el hijo 16 de 12 hermanos y 4 hermanas, fue declarado inválido a los 10 años y un médico predijo que iba a morir. Lo hizo morir, o al menos eso pensaba y su joven cuerpo fue llevado a los campos de cremación para ser quemado en la pira funeraria. Cuando las llamas se encendieron, el cuerpo del Swami comenzó a temblar. Su familia, sin embargo, nunca se lo llevó de vuelta. A los 17 años recuperó su salud y ha sido un sannyasi estricto desde entonces. Fundó la Sociedad Vedanta Yoga Indo-Estadounidense (1969). Swami Sivananda le dio el título de yoguirash (‘rey del yoga’) y hatha yoga maharash (‘emperador del hatha-yoga’).




 Paramahamsa Yogananda: (1893-1952) Fundó en los Ángeles el instituto Self-realisation fellowship. Con el tiempo se han creado numerosas filiales de la S.R.F. tanto en los Estados unidos como en Europa, donde se enseña el kriya yoga propuesto por Yogananda.
Jiddu Krishnamurti (1895-1986) Escogido en su niñez por la Sociedad Teosófica para convertirlo en el nuevo Instructor del Mundo, la abandonó tiempo después para dedicarse a dar pláticas y conferencias alrededor del mundo. Es autor de numerosas obras.


 Anandamayi Ma: Se le considera la santa iluminada más impresionante del siglo XX (1896-1982). Durante su vida mostró interés por la vía espiritual, únicam ente. En el término de seis años recorrió todas las vías del yoga que conducen a la iluminación espiritual, sin maestro ni estudio de las escrituras sagradas. Una selección de dichos de la santa se pueden leer en el libro Words of Sri Anandamajy Ma.

Nisargadatta Maharaj: Nació en Bombay (1897-1981). Recibió instrucción de su Gurú y pronto empezó a tener visiones y caer en trance. Estas manifestaciones primarias cesaron pronto dando paso a la absorción de su conciencia en la única Realidad que es. Enseñó hasta el final de su vida y se publicaron varios libros de sus enseñanzas, entre ellos: Yo soy Eso, La medicina última y Enseñanzas definitivas. 


 Indra Devi (1899-2002) formaba parte de la realeza rusa, fue educada en Occidente estudió en la India bajo Krishná Nâma Āchārya    solo después de que el maharash (rey) obligó al gurú a aceptar a una mujer en el Ashram. Fue una celebridad en Hollywood como gurú de las estrellas de cine, falleció en Argentina.


 Gopi Krishna (1903-1984) Experimentó un poderoso despertar de la energía kundalini que lo mantuvo por años entre las crisis más penosas y momentos de iluminación y éxtasis extremos, que culminaron con la equilibrada entrada final a un nivel superior de conciencia. Fundo el Instituto central para la investigación de Kundalini y escribió numerosos libros, el más famoso entre ellos es Kundalini (el yoga de la energía).


El ultimo del linaje de esta era es el Karunavatar ("Encarnación de la Compasión"). Desde una edad temprana fue llamado a la vida espiritual, mostró un talento intelectual extraordinario. Por ejemplo, a la edad de cuatro años y medio memorizó todos los mantras del Puja, después de haberlos oido de su padre sólo unas cuantas veces. Tomó el voto del celibato a la edad de once. Cuando cumplió los veinticuatro conoció a Shriyukteshwar y fue iniciado en el Kriya Yoga. Tenía el corazón de Buddha, la determinación de Moisés, la compasión de Jesús, la mente penetrante de Shankara. y por encima de todo él fue Hariharananda. El memorizó y comprendió todas las mayores escrituras, incluidos los Vedas, los Upanishads, La Sagrada Biblia, el Korán y el Torah. Paramahamsa Hariharananda fué un yogui singular. Obtuvo el estado yóguico más elevado, sin pulso y sin aliento, también conocido como nirvikalpa samadhi. Fué observado en ese estado por doctores en medicina. Paramahamsa Hariharananda estuvo completamente libre de cualquier dogma religioso o credo sectario. Su perspectiva estuvo reflejada en su planteamiento científico de la enseñanza del Kriya Yoga. Toda su vida estuvo orientada y enfocada en la enseñanza espiritual. Conocerle y recibir su bendición fue una oportunidad apreciada y recordada por mucho tiempo. 
 Swazi Muktananda(1908-1983) Nacido en India del Sur, emprendió la vía del Siddha-yoga; enseñó también en Occidente y se le venera como santo personaje. En 1947 encontró a su gurú, Swami Nityananda, y más tarde dirigió el ashram de Gurudeva, cerca de Bombay. Escribió muchos libros antes de morir. 

 Hari Vansh Lal Poonja fue un religioso indio, propagador de la doctrina advaita vedanta  (del hinduismo). Nació el 13 de octubre de 1910 en Panyab (ahora Pakistán, antes India) y murió el 6 de septiembre de 1997 enLucknow (India). Se hacía llamar «El León de Lucknow» y Papaji (‘papito’, apelativo cariñoso).
Después de haber tenido de niño varias manifestaciones espirituales profundas, Sri H. W. L. Poonja siempre tuvo el deseo de ver a Dios. Como un tradicional padre de familia del Punjab occidental, viajó por laIndia y pidió consejo a los sabios y gurús para encontrar a Dios. La búsqueda de Poonjaji terminó en el año 1944, cuando conoció a Ramana Maharshi.

Swami Sivanandanda Radha (1911-1995) discípulo canadiense de Swami Sivananda, autora de un libro sobre hacha yoga. Sus discípulos practican una extrema no violencia era una alemana yogini que emigró a Canadá y fundó Yasodhara Ashram en la Columbia Británica. Ella estableció un linaje basado occidental en la tradición de la Orden Saraswati y publicó libros sobre varias ramas del yoga, incluyendo Kundalini Yoga Mantras para el Occidente y, palabras de poder. Fue miembro del Instituto de Psicología Transpersonal de California y se desarrolló la psicología transpersonal talleres para ayudar a los estudiantes a prepararse para una intensa práctica espiritual. Maestros capacitados en Yasodhara Ashram se pueden encontrar a través de América del Norte y en Europa, el Caribe, Japón, Australia y Nueva Zelanda.





Sri K. Pattabhi Jois (26 julio 1915-18 mayo 2009), fue un profesor de yoga indio que desarrolló el estilo popular y de gimnasia de la yoga AShtanga Vinyasa o AShtanga Yoga 1948. Jois estableció el Instituto de Investigación de AShtanga Yoga (ahora conocido como Pattabhi Jois AShtanga Yoga Institute Shri K) en Mysore India. El también fue alumno de Tirumalai Krishnamachay



Swami Gurú Devanand Saraswati Ji Maharaj, (17 enero 1917 - 24 mayo 19909 monje de la Orden Ascética de Shánkara (India). Maestro Fundador de Mantra Yoga Meditación y de la SIRD. Discípulo del Maestro Mauna Swami: El Santo Magno de la India; También fue discípulo del pasado Shankara-Charya de Jyotir Math: Shri Swami Shantanand Saraswati Ji Maharaj.
Estudió por mucho tiempo en las montañas de los Himalayas, primero con el Maestro Mauna Swami, quien vivió a más de 5.000 metros de altitud, y luego con el pasado Shankaracharya de Jyotir Math (uno de los ashrams fundado por Totaka, discípulo de Shánkara), Swami Shantanand Saraswati Ji Maharaj.
Swami Gurú Devanand predicó la Filosofía Yoga y el Mantra Yoga Meditación en occidente con el propósito de que cada individuo logre la paz individual.
Swami Gurú Devanand alcanzó el estado de Maha-Samadhi en el Condado de BronxNueva York, el 24 de Mayo de 1990.




BKS Iyengar (14 diciembre 1918-20 agosto de 2014) es el fundador del Yoga Iyengar, está considerado uno de los más importantes maestros de yoga del mundo y lleva practicando yoga más de 75 años. Ha escrito muchos libros sobre la práctica y filosofía yóguicas, entre los que destacan Luz sobre el Yoga, Luz sobre el Pranayama y Luz sobre los Yoga Dutras de Pantajali. También ha escrito numerosos textos de yoga de gran importancia. Existen centro de Yoga Iyengar por todo el mundo, y se estima que el Yoga Iyengar cuenta con millones de practicantes. Recibió el Padma Shri 
en 1991, y el Padma Bhushan en 2002

P.R.Sarkar (1921-1990) también conocido como Baba, fundador del movimiento Ananda Marga ('el sendero de la bienaventuranza', 1955). Basado en el yoga tántrico, sus enseñanzas enfatizaban el servicio social en el contexto de una cultura económica y política ("autorrealización y servicio a todos").


Swami Vishnudevananda (1927-1993) 

                                  El camino para la paz

En octubre de 1957 Swami Vishnudevananda llega desde la india a las costas de California, llevando consigo diez rupias, unas pocas frases en inglés y una gran misión: había sido enviado por su maestro Swami Sivananda (1887-1963) a Occidente para difundir el yoga, el mapa espiritual para la paz interior. En el clima de la Guerra Fría y el capitalismo feroz. Swazi Vishnudevananda percibió cuánto se necesitaba de su trabajo. Su meta era poner en movimiento una evolución holística hacia la paz, continuando así la tradición de Gandhi y Martin Luther King.
Osho: Es considerado un maestro iluminado que nació en Kuchwada (1931-1990). A la edad de 21 años alcanzó la iluminación. Después de su iluminación se graduó en la Universidad de Saugar con honores en filosofía. Fue profesor de filosofía por nueve años y dedico muchos años de su vida al estudio de las tradiciones espirituales importantes del mundo y a la psicología contemporánea. Es autor de una enorme obra publicada en muchos libros.  


TKV DesiKachar (21 junio 1938 hijo y estudiante de T. Kirshnamacharya. Se ha dedicado más de 50 años a la enseñanza de yoga y lo que es relevante para la gente de todos los ámbito de la vida y con todo tipo de habilidades. Su método de enseñanza se basa en el principio fundamental de que el yoga Krishnamacharya siempre debe adaptarse a las cambiantes necesidades de un individuo con el fin de obtener el máximo beneficio terapéutico. Además de las tres décadas de formación de yoga que recibió de su padre, TKV Desikachar es licenciado en ingeniería estructural. Uno de los maestros más destacados del mundo del yoga y una autoridad reconocida sobre los usos terapéuticos del yoga. TKV Desikachar continúa supervisando el trabajo de KYM en la terapia, así como la formación y orientación de la facultad de KYM. Escribió el Corazón del Yoga, Desarrollando una práctica personal, Yoga Sûtra de Pantajali, Conversaciones sobre yoga.


Kriyananda (nacido James Donald Walters, 19 mayo 1926 a 21 abril 2013), fue un discípulo directo del yoguiParamahansa Yogananda y fue el fundador de Ananda, un movimiento mundial de comunidades intencionales espirituales basado en de YoganandaHermandad Mundial Coloniasideal. Paramahansa Yogananda hizo Walters un ministro de Self-Realization Fellowship (SRF), la organización de Yogananda. Se le autorizó a enseñarKriya Yoga , y lo dio por el monje principal SRF para los monjes de Mount Washington. Después de la muerte de Yogananda, Walters recibió los votos perpetuos desannyas en 1955 por el entonces presidente SRF Daya Mata y le dio el nombre Kriyananda.

Mata Amritanandamayi Devi(en escritura devanagari: माता अमृतानन्‍दमयी), también conocida por sus seguidores como Madre (Amma) (nacida el 27 de septiembre de1953), con el nombre deSudhamani Idamannel en el pequeño pueblo de Parayakadavu (hoy en día prácticamente conocido como Amritapuri), cerca de KollamKerala. Es reconocida mundialmente por su enorme obra caritativa y reverenciada por algunos como un Mahatma (Gran alma) o como una santa viva.
Sudhamani nació en una familia de pescadores. Dejó de ir a la escuela a los nueve años, y comenzó a cuidar a sus hermanos pequeños y del trabajo doméstico de su familia durante todo el día. Desde estos humildes comienzos inició su camino hacia la "maternidad universal", que le ha llevado entre otros méritos a la cumbre de la paz del milenio, Asamblea General de la ONU 2000,Nueva York.


Anthony Paul Moo-Young nació el 29 de enero de 1954 en Port Antonio, Jamaica. En 1969, él se trasladó al Reino Unido y está viviendo actualmente en Brixton, Londres. Anthony, trabajó en el "west end" de Londres como artista de retratos en la calle por muchos años, después como pintor\fabricante de vitrales y más adelante como profesor en Brixton College. Durante mucho tiempo fué conocido como "Tony Moo" pero ahora es conocido cariñosamente como "Mooji" por los muchos buscadores y amigos que lo visitan.

Mooji es un discípulo directo de Sri Harilal Poonja, el renombrado Maestro de Advaita, o Papaji, como lo llaman sus seguidores.
A finales de Noviembre 1993, él viajó a Indira Nagar en Lucknow a encontrarse con Papaji, a través de la gracia de Papaji, su mente fué empujada nuevamente al vacío de la fuente.

Desde 1999 Mooji ha estado compartiendo satsang en forma de encuentros espontáneos, retiros, satsangs intensivos y reuniones privadas (uno-a-uno) con los muchos buscadores que lo visitan de todas partes del mundo en busca de una experiencia directa de la verdad. Pocos dentro de los maestros modernos de la tradición Advaita exponen el "conocimiento del Ser/Sí-mismo" y el método de la auto-indagación con tal claridad, amor y autoridad. 
http://mooji.org/lang/es/biography_es.html


Madre Shaktiananda(Caracas, 26 de septiembre de 1961). Es la primera mujer regente del Sanatana Dharma (Espiritualidad Universal) nacida en América. Recibió el grado de Mahamandaleshwar, (regente espiritual de la tradición védica) y Madre Santa (Sadhui Mataji) como reconocimiento a sus méritos espirituales.
Citas:
"Consagrada como quiero ser, entrego lo que me inspira y lo que no a Babaji."

"El Amor no se guarda, La paciencia no se economiza, la tolerancia se sostiene, el impulso se domina y la Naturaleza Divina se ofrenda."

"Si naces, debes vivir. Si vives, debes actuar. Si actúas, debes obtener. Y si obtienes lo que es, El Amor, Serás Él. Y no es que todo termine ahí, Todo comienza ahí."

"Sólo llevo en mí un propósito claro: Hacer que en ti veas tu propia Divinidad."

Swami Purohit nació en 1964 en India. Estudió matemáticas y ciencias en la Universidad de Delhi. Ha estudiado la ciencia médica y practicado la Meditación y todas las ramas del Yoga con grandes maestros de todas las tradiciones durante más de 30 años. Desde 2006, enseña el antiguo conocimiento védico y, hoy en día, está considerado uno de los grandes expertos de Yoga y Meditación. Vive en Granada y divulga el conocimiento de las enseñanzas orientales por toda España, haciéndolas asequibles y practicables a las mentes occidentales.