lunes, octubre 10, 2016

LOS SERES INORGANICOS

LOS “SERES INORGÁNICOS”

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Los “Seres Inorgánicos” son, como los seres “orgánicos” ( del mundo vegetal, animal o humano ) seres de la “Conciencia-Energía-Materia de Sistematización”. Sin embargo, su sistematización es completamente distinta a la de los seres orgánicos; podríamos decir que carecen de “organismo”, de metabolismo. Si bien en la naturaleza no existe una distinción clara entre la vida orgánica e inorgánica ( es el caso, por ejemplo, de los virus ), es necesario, empero, utilizar esta terminología para distinguir a los Campos de Bioenergía que sistematizan tanto a los aconteceres “inorgánicos” como a los aconteceres “orgánicos”.
Cuando el “fulgor de la conciencia” encaja la “posición de los Seres Inorgánicos”, éstos se dedican a parasitar nuestras emanaciones para poder cubrir sus necesidades biológicas de alimentarse. En estaasociación interespecífica parasitaria,  el ser humano coexiste con los “Seres Inorgánicos” y comparte energía con ellos, es decir, conciencia. Los “Seres Inorgánicos” nos proporcionan, entonces, la energía-conciencia necesaria para percibir sus estados de “ser-realización” y sus “realidades aparte”; y viceversa, el ser humano les confiere a los “Seres Inorgánicos” la energía-conciencia necesaria para percibir sus estados de “ser-realización” y sus “realidades aparte”.
Sin embargo, esto es sólo una manera de hablar; los “Seres Inorgánicos” no pueden percibir el mundo de los seres humanos como lo percibimos nosotros. Y viceversa, los seres humanos que desplazan el “fulgor de la conciencia” a la “posición de los Seres Inorgánicos” no pueden percibir sus mundos lo mismo que ellos. Lo que percibimos unos y otros son estados de “ser-realización” que configuran “realidades aparte” fruto del desplazamiento del “fulgor de la conciencia”. Por tanto, esta coexistencia no debe ser confundida con la totalidad de nuestro potencial como seres humanos; se trata simplemente de otra “posición donde puede encajar nuestra percepción”. Cuando el psiconauta encaja la percepción en esa “posición”, se produce una asociación parasitaria de seres de distinta especie, con un intercambio de bioenergía entre el ser humano ( víctima ) y los “Seres Inorgánicos” ( parásitos ) que coexisten con él. Todo lo apuntado en este párrafo es de aplicación a los “sistemas-entes orgánicos”.
Existen siete grandes bandas de emanaciones de “seres inorgánicos”. En cada una de ellas encontramos a los campos de energía que sistematizan los aconteceres de los seres inorgánicos. Por su parte, los “sistemas-entes inorgánicos” ( abreviadamente: “S.E.I.” ) forman parte de sus respectivas Bandas de Emanaciones. Estos “sistemas-entes” disponen de un potencial  autoorganizador que los conecta, en una “posición donde encaja la percepcción”, con los seres inorgánicos propios de cada Banda de Emanaciones Inorgánicas. Para una mayor información ver Cap. VII: “La visión de sistemas”.
Los seres humanos que desplazan el “fulgor de la conciencia” y conectan con los “S.E.I.” sufrirán su particular parasitismo sobre nuestras emanaciones y, además, se producirá una transferencia de información y podrán experimentar diferentes estados de “ser-realización”. La “posición donde encaja la percepción de los S.E.I.” es la más próxima a la de los seres inorgánicos. Esto supone una gran dificultad para poder descodificarlas y separar una de otra; es por ello que, a veces, suelo utilizar el concepto “Seres Inorgánicos” – con mayúsculas y entrecomillas – para referirme tanto a los “S.E.I.” como a  los seres inorgánicos. Ambas posiciones se encuentran en el “espaciotiempo de sistematización Theta”, tras la “Segunda Barrera de la Percepción”. Para una información complementaria ver Cap. I: “Los Sistemas-Entes de los Aconteceres Orgánicos e Inorgánicos” y “Entesimbiosis”.
Algunos de los “sistemas-entes inorgánicos” coexisten con el “S.E.H.” en una “posición donde puede encajar la percepción”. Esa posición ha generado, a lo largo de la historia de la humanidad, diferentes realidades aparte que han contribuido a que los seres inorgánicos y los “S.E.I.” se hayan dado a conocer de diferentes maneras: para los “animistas” se trata de los espíritus ( del fuego, del agua, del viento, de las montañas, de los animales, de la tierra, de la luna, del sol, etc… ). Los chamanes indígenas coexisten con estos espíritus y les rinden ofrendas y sacrificios. Para el“politeísmo”  se trata de los dioses, como antaño ocurriera en Grecia o en Roma y, en la actualidad, en los países más orientales. El Budismo, una especie de ateísmo politeísta, les da el nombre de “budhis” y “herukas”. Para el “monoteísmo”, son los ángeles, los serafines y querubines, los demonios o el mismo dios-padre. Todo lo apuntado en este párrafo es de aplicación a los “sistemas-entes orgánicos”.
En la actualidad, el subconsciente de los seres humanos, sobre todo occidentales, nos ofrece una imagen estereotipada de estos extravagantes seres de la conciencia y de su coexistencia con el “S.E.H.”: aparecen como “ufos” o seres extraterrestres que viven en otros planetas y que vienen para ayudarnos o para controlar nuestras mentes. Sin embargo, los “Seres Inorgánicos” no son sino otros seres de campos de energía de sistematización distintos a los campos de energía que sistematizan a los seres orgánicos.
Quienes ofrecen una descripción más objetiva de los “Seres Inorgánicos” son los “nuevos videntes” a los que Carlos Castaneda alude en sus libros. Estos  “nuevos chamanes” enfrentan a los “Seres Inorgánicos” con un sentimiento de poder, abandono, frialdad y audacia; esto les proporciona una visión de estos seres más realista. Los “nuevos videntes” no caen presa, como los místicos, del arrebato y del enorme poder de los “Seres Inorgánicos”; no terminan considerándolos dioses, ángeles, espíritus o dios mismo, sino que los ven como a otros seres de otros campos de energía distintos a los campos de energía que sistematizan los Aconteceres Orgánicos.  Sin embargo, estos “nuevos chamanes” – como el resto de corrientes de pensamiento – siguen considerando a los “Seres Inorgánicos” como seres con una conciencia superior a la de los seres humanos.
En palabras de Carlos Castaneda ( “El Fuego Interno” ): < Sin duda alguna, uno de los hallazgos más valiosos de los “antiguos videntes” fue el descubrimiento de que la vida orgánica no es la única vida presente en esta tierra. Para los videntes el estar vivo significa tener conciencia; para el ser humano común, tener conciencia significa ser un organismo. Para los videntes, tener conciencia significa que las emanaciones que crean la conciencia están encajonadas dentro de un receptáculo. Los seres orgánicos vivientes tienen un capullo que encierra las emanaciones; pero hay otras criaturas, seres inorgánicos, cuyos receptáculos no parecen capullos para el vidente, pero sí contienen las emanaciones de la conciencia y muestran características de vida que no son la reproducción y el metabolismo, sino emociones desgarradoras de tristeza, amor, ira, alegría, etc… >
Esto mismo, también es de aplicación para los “S.E.I.” y para los “sistemas-entes orgánicos”, aunque Carlos Castaneda no describe expresamente a estos seres de la conciencia. Esto es así, porque los “nuevos videntes” no han llegado ha descubrir la “entesimbiosis” – ver Cap.I in fine – y no son capaces de distinguir a los “sistemas-entes” de los seres inorgánicos. Por tanto, muchas de las cualidades y atributos que se pueden reconocer en los “sistemas-entes” los meten en el mismo saco: el “saco” de los seres inorgánicos. Es por ello que cuando los “nuevos videntes” se refieren a los seres inorgánicos están describiendo también – inconscientemente – muchas características de los “sistemas-entes” orgánicos e inorgánicos y, fundamentalmente, la “entesimbiosis de primer grado” en su espectro animista.
           Sergún Carlos Castaneda ( “El Fuego Interno” ): < El tener una relación directa con otro tipo de vida les dio a los “antiguos videntes” un falso sentido de invulnerabilidad que sólo les aportó su perdición… La lucha con los seres inorgánicos no es un chiste; no son realmente aterradores, porque uno sólo ve una forma, una especie de bulto; pero una vez que los seres inorgánicos salen de su nivel, les resulta muy difícil regresar y son un verdadero dolor de cabeza. Lo mismo ocurre con el ser humano; si los videntes se adentran al nivel de esas criaturas, es posible que jamás se vuelva a saber de ellos… Después de un momento de violenta agitación, la energía de los seres inorgánicos mengua. Aparte de asustarnos, los seres inorgánicos no pueden hacernos nada con su imitación de ferocidad; nosotros tampoco los afectamos mucho. Estamos verdaderamente separados por un abismo.>
Esta descripción que hace Carlos Castaneda sobre los seres inorgánicos es perfectamente aplicable a los “sistemas-entes”, sobre todo, cuando elpsiconauta ve una forma, una especie de bulto(*- como se muestra en este fotograma de la película: “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”  )Los  seres inorgánicos, sin embargo, son proyectados por la Segunda Atención como los virus vistos a través de un microscopio, con distintas formas y tonalidades para distinguir sus diferentes bandas de emanaciones. El problema es que los “nuevos videntes” todavía no son capaces de diferenciar la “posición de los sistemas-entes” de la “posición de los seres inorgánicos” y, en su descripción de los seres inorgánicos, entremezclan cualidades y atributos de ambas “posiciones”. Pero es muy importante delimitar la “posición de los sistemas-entes” de la “posición de los seres inorgánicos”. Esto es así, porque los “sistemas-entes” ejercen una mayor “presión” sobre nuestras emanaciones y un mayor poder a la hora de reabsorber y controlar el “fulgor de la conciencia”.
Siguiendo a Carlos Castaneda ( “El Fuego Interno” ): < Los “nuevos videntes” descubrieron algo aún más importante: lo que hace a los seres inorgánicos “utilizables” o “inutilizables” para el ser humano. Los seres inorgánicos “inútiles”, de los cuales hay extraordinarias cantidades, son aquellos compuestos de emanaciones que no tienen equivalente en los seres humanos; son tan diferentes a nosotros que resultan completamente incomprensibles (*- Probablemente Carlos Castaneda se esté refiriendo a lo que yo denomino “Entesimbiosis de segundo grado”. Ver Cap.I in     fine ).
             La otra clase de seres inorgánicos, notablemente escasa en número, está compuesta de seres que poseen emanaciones correspondientes a las nuestras. Lo que tiene lugar entre videntes y seres inorgánicos de este tipo es un adecuado intercambio de energía (*- “Entesimbiosis de primer grado”. Ver Cap.I in fine ). Este intercambio se produce a través de las emanaciones que coinciden. Esas emanaciones están en el “lado izquierdo” del ser humano, el lado que jamás se usa. Por esta razón, los seres inorgánicos están totalmente vedados al mundo de la conciencia normal o lado de la racionalidad ( *- Nuestra “Primera Atención” o conciencia del “lado derecho del cuerpo” ). Las emanaciones coincidentes les dan a ambos un terreno común; luego, con la familiaridad, se establece un eslabón más profundo que beneficia a ambas formas de vida. >
Desde mi punto de vista, esto último no es posible. La asociación del ser humano con los “Seres Inorgánicos” – o con el “S.E.H.” – se basa en el parasitismo y no en la simbiosis. Por tanto, no es posible que en esa asociación interespecífica se beneficien ambas formas de vida. Esa asociación sólo puede beneficiar a los parásitos – los “Seres Inorgánicos” y el “S.E.H.” – y sólo puede perjudicar al organismo anfitrión, al ser humano. Estos parásitos obtienen el alimento de las descargas de energía que les proporcionan nuestras emanaciones. El ser humano, sin embargo, a cambio sólo obtiene psicosis ( en forma de paranoia – ideas delirantes – y esquizofrenia – alucinaciones visuales, auditivas, olfativas, etc… que, en algunos casos, tienen un marcado tinte de beatitud y un toque extático ); trastornos de ansiedad; depresión; trastornos de la personalidad y trastornos obsesivo-compulsivos.
Continuando con Carlos Castaneda ( “El Fuego Interno” ): < Los seres inorgánicos buscan la fuerza del amplio campo energético del ser humano, e incluso con él pueden hasta materializarse (*- Esa “materialización” sólo puede tener lugar con los “sistemas-entes”. Los seres inorgánicos pueden parasitar nuestro sistema autoorganizador, pero no pueden – como los “sistemas-entes” –  “materializarse” con nosotros, es decir, no pueden utilizar nuestro campo de energía para formar apariencias de personas, animales o cosas ).
            Los seres inorgánicos tienen un diferente tipo de energía, son más como una corriente eléctrica. Los seres orgánicos son como ondas de calor…  A los seres inorgánicos les atraen las emociones, el terror básico es lo que más les atrae; libera el tipo de energía más conveniente para ellos, unifica las emanaciones en su interior. La energía liberada por las emociones simplemente engancha a los seres inorgánicos; el cariño es igualmente efectivo, o el odio, etc…>
            En “El Arte de Ensoñar”, Carlos Castaneda establece: < La decisión de  vivir en el mundo de los seres inorgánicos (*- O la decisión de anclar el “fulgor de la conciencia” en la entesimbiosis ) es algo enteramente personal y final… Confiar en los seres inorgánicos (*- O en la entesimbiosis ) es absurdo. Ellos tienen su propio ritmo, y ese ritmo no es humano… Los brujos antiguos se vinieron al suelo por su estúpida fé en sus proyecciones; creían que sus “aliados” tenían poder. Ignoraron el hecho de que sus “aliados” eran una tenue energía proyectada a través de dos mundos… Eso es exactamente lo que derribó a los brujos antiguos. Los seres inorgánicos (*- O la entesimbiosis ) les hicieron sentir que eran únicos, exclusivos; y algo más pernicioso: les hicieron sentir que tenían poder. La sensación de tener poder y ser único es invencible como fuerza de corrupción. ¡ Ten cuidado !
            La conciencia de los brujos se expande cuando ensueñan, y en el momento en que se expande, algo allá afuera reconoce su expansión y se propone conseguirla. Los ensoñadores deben estar siempre alertas. En el momento en que se aventuran en ese universo predatorio, se convierten en presas… Los seres inorgánicos (*- Y la entesimbiosis ) no dejan ir a nadie de su mundo sin una verdadera contienda. Tienes que continuar ensoñando hasta que hayas atravesado el universo que está detras de la segunda compuerta (*- Carlos Castaneda denomina “Segunda Compuerta de Ensueño” a lo que yo denomino “primera fase Theta” ). Es decir, tienes que aceptar o rechazar la atracción de los seres inorgánicos (*- O de la entesimbiosis ) por tu cuenta, sin ayuda de nadie
            Los seres inorgánicos están pegados, juntos como las células del cuerpo.  Cuando unen su conciencia son invencibles… Todos los brujos de la antigüedad cayeron, irrevocablemente, presos de los seres inorgánicos (*- Y de la entesimbiosis ). Después de capturarlos les daban poder para ser los intermediarios entre nuestro mundo y su reino; un reino que la gente conocía como “el otro mundo” >.
Cuando el ser humano atraviesa la <> y se adentra en el , sólo entonces puede interactuar y conocer a los “Seres Inorgánicos”. Pero esto sólo se debe intentar bajo el más estricto control y, a ser posible, con la supervisión de otros seres humanos que ya han realizado el “viaje” y han consolidado la Tercera Atención. De lo contrario, se corre el riesgo de sufrir una severa esquizofrenia paranoide o, incluso, morir sin posibilidad de regresar.
Para que el “cuerpo energético de ensueño” pueda ver a los “Seres Inorgánicos” y descodificar las diferentes posiciones donde puede encajar su percepción, tiene que consolidarse en el Nivel Theta de nuestra Segunda Atención. El psiconauta puede percibir a los “S.E.I.” de muchas maneras: como destellos “opacos” de distintas tonalidades, como proyecciones “fantasmagóricas” superpuestas a cualquier objeto ( ya sean personas, animales, cosas,   etc… ) donde el “cuerpo energético de ensueño” enfoque su atención, y otras formas que la Segunda Atención nos ofrece para reconocerlos.
Con el paso de los años, cuando el “fulgor de la conciencia” descodifica y acumula suficiente energía en la “posición de los sistemas-entes inorgánicos”, estos llegan a “materializarse” con nosotros, generando una unidad funcional donde el “tú” y el “yo” pueden llegar a confundirse. Sin embargo, esa coexistencia no es más que otra “posición donde puede encajar la percepción”. El psiconauta puede, si su intento es inflexible, desplazar el “fulgor de la conciencia” a su Primera Atención o a cualquier otra “posición donde puede encajar su percepción”. Todo lo apuntado en este párrafo es de aplicación a los “sistemas-entes orgánicos”.
Los seres inorgánicos – a diferencia de los“sistemas-entes” – se pueden percibir en el interior de nuestro campo energético como microorganismos etéreos con distintas tonalidades. Hay que tener en cuenta que todos los seres inorgánicos no son iguales, como todos los seres orgánicos no somos iguales. Aunque todos los seres orgánicos compartimos emanaciones y genes, sin embargo hay una gran diferencia entre un elefante, una hormiga, una planta, un ser humano, etc… y sus mundos a percibir. Lo mismo ocurre con los seres inorgánicos; existen diferentes bandas o campos de energía de seres inorgánicos, y en cada una de ellas podemos encontrar tipos diferentes de seres inorgánicos. Estos seres son proyectados por la Segunda Atención como los microbios o los virus, con distintas formas y tonalidades para poder distinguir sus diferentes bandas de emanaciones. Las miodesopsias(también llamadas “moscas volantes” o “cuerpos flotantes”, como ilustrativamente se aprecia en la fotografía de arriba) tienen un enorme parecido con estos seres y, a veces, se pueden confundir con ellas.
Desde un punto de vista lineal, existen siete bandas de emanaciones de seres inorgánicos. Esto mismo – y lo que sigue a continuación – es de aplicación para los “S.E.I.”. Cada una de las bandas de emanaciones de los “S.E.I.” tiene su correspondiente y complementaria banda de emanaciones de seres inorgánicos. En la primera banda, encontramos a seres inorgánicos que buscan o incitan emociones de violencia, tensión, conflicto, miedo, desesperación, humillación…, y similares; en la segunda banda, encontramos a seres inorgánicos que buscan o incitan emociones como la alegría, la felicidad, la paz, el amor, la dicha…, y similares; en la tercera banda, se encuentran seres inorgánicos que buscan o incitan la complacencia, la exaltación, el asombro, el éxtasis, el anonadamiento…, y similares; la cuarta banda, nos trae a seres inorgánicos que buscan o incitan la ira, el odio, la depresión, el malestar, el dolor, la tristeza, la ansiedad…, y similares; en la quinta banda, encontramos a seres inorgánicos que buscan o incitan emociones como el humor, la ironía y el cinismo…, y similares; en la sexta banda, nos encontramos con seres inorgánicos que buscan o incitan la confusión, la duda, la incertidumbre, la desconfianza…, y similares; y, en la séptima banda, aparecen los seres inorgánicos que buscan o incitan la certidumbre, el sentimiento de seguridad, la satisfacción, el sentimiento de poder, la importancia…, y similares.
Podríamos decir que todos los seres inorgánicos son parásitos de los seres orgánicos, en una “posición donde encaja la percepción”. Estos seres, cuando parasitan nuestras emanaciones actúan arracimados entre sí y con los “S.E.I.”. Al desplazar el “fulgor de la conciencia”, nuestras emociones les confieren la energía que necesitan para “alimentarse” y aquietar sus propias emanaciones. Su intento, por tanto, es suscitar las emociones más convenientes a sus necesidades biológicas.
Por otra parte, los “sistemas-entes inorgánicos” son, en sí mismos, pautas que nos conectan con sus “realidades aparate”, con sus estados de “ser-realización”. Cuando el “fulgor de la conciencia” encaja la percepción en la “posición de los sistemas-entes inorgánicos”, éstos moverán el “fulgor de nuestra conciencia” a diferentes posiciones donde puede encajar su percepción. Su intento, en cada una de esas posiciones, es que podamos percibir sus realidades aparte, sus estados de ser-realización, hasta integrarlos y extrapolarlos a nuestro mundo. El objetivo de ese intento, de esas “voluntades” inorgánicas, es trasladar sus sistemas de interpretación y percepción de la realidad a la Banda de Emanaciones Humana.
Las diferentes religiones son el fruto de la inducción de los “S.E.I.” y de los “Sistemas-Entes Orgánicos”. No es fácil dejar de creer en los “espíritus”, en los “dioses” o en “dios”, como explicación de la realidad, cuando durante miles de años ha sido el sistema de interpretación y de valores que se ha ido reproduciendo. Sin embargo, ese mismo “intento” sigue en vigor. Cada vez que un ser humano expande su conciencia e interactúa con los “S.E.I.” ( o con los “sistemas-entes orgánicos” ), éstos van a intentar someterlo a las posiciones donde encaja su percepción: el animismo ( donde se manifestarán como espíritus del agua, del aire, de la tierra, de los árboles, etc…), el politeísmo ( donde aparecen como los dioses: la diosa de las aguas, el dios sol, el dios de la lluvia, la diosa tierra, el dios de la guerra, el dios del vino, etc… ) y el monoteísmo, donde se manifiestan  como los ángeles o demonios, los serafines y querubines, el dios uno y su opuesto – el demonio –, etc…
El ser humano es un campo de energía compuesto por billones de filamentos luminosos. En términos de conciencia, ese agregado de fibras luminosas es un sentir: a veces sentimos alegría, otras veces tristeza, amor, odio, dolor,  placer, entusiasmo, decepción, etc… Cuando el “fulgor de la conciencia” encaja en la “posición de los Seres Inorgánicos” éstos se dedicarán a parasitar cada una de nuestras emociones, cada uno de nuestros pensamientos, cada uno de nuestros sentimientos.
Este parasitismo lo podemos reconocer como una asociación interespecífica orgánico-inorgánica que tiene lugar – fundamentalmente – en el . En esta el ser humano es el organismo anfitrión y los “Seres Inorgánicos” pasan a ser “huéspedes” o “inquilinos”. Sin embargo, el comportamiento de los “S.E.I.” (a diferencia de los seres inorgánicos que solamente se dedican a parasitar) no es el de un huésped o inquilino, ya que su propósito es el de forzarnos a aceptar su percepción de la realidad sin importarles para nada su coexistencia en nuestro interior, ni nuestra compulsión como seres humanos para percibir el mundo como seres humanos. Los “S.E.I.” (como los “sistemas-entes orgánicos”) son, básicamente hablando, unos tiranos carentes de dignidad y humildad, atributos que únicamente pueden recibir de su organismo anfitrión: el ser humano.
Para lograr sus propósitos, los “S.E.I.” actúan unidos – junto con los seres inorgánicos – como una piña o un panal de abejas. Podríamos decir que, como los “sistemas-entes orgánicos”, tienen una “mente colmena”. Los “S.E.I.”   son extraordinarios expertos en la manipulación de la conciencia. Si el ser humano que expande su conciencia no acepta la forma en que estos seres ven la realidad, será sometido a una auténtica tortura, a una lucha entre su percepción de la realidad y la de los “S.E.I.”.
Para conseguir sus fines, los “S.E.I.” recurren a sofisticadas Artes de Manipulación Mental . Estas artes en la manipulación de la conciencia también son muy utilizadas por el “S.E.H.” y por los “sistemas-entes orgánicos”, por lo que son extensivas – en general – a los “parásitos de la conciencia”. Las artes de manipulación de la conciencia más utilizadas por la entesimbiosis son las siguientes:
1.-          Pueden hacer presión  sobre nuestras emanaciones y reabsorber el “fulgor de la conciencia” para hacernos sentir las emociones más convenientes para ellos. Por ejemplo: podemos estar contentos – por las razones que sea – y de repente, sin motivo aparente, nos encontramos apenados. Esto se debe al desplazamiento del “fulgor de la conciencia ” por los “parásitos de la conciencia” al ejercer una presión-reabsorción sobre nuestras emanaciones para conferirnos tristeza. Esa “presión” sobre nuestras emanaciones se ejerce de dos maneras:
a)            De forma intencionada: los “S.E.I.” – como los “sistemas-entes orgánicos” – pueden alterar nuestras emociones deliberadamente, es decir, con un propósito específico. Para ello utilizan una suerte de cronaxis (de cronos – tiempo – y axis – medida –) parasitaria. La cronaxis expresa el tiempo que requiere la excitabilidad de un tejido en presencia de una corriente galvánica de una intensidad dada. De igual manera, la la transmisión del influjo parasitario requiere de un tiempo de excitabilidad en nuestro sistema nervioso para que surta efecto. Cuando el psiconauta se da cuenta de dicha cronaxis, puede interrumpirla y dejar sin efecto la transmisión del influjo parasitario.
b)            De forma no intencionada: los “parásitos de la conciencia” son seres con conciencia. Por tanto, en sus interacciones con los seres humanos pueden transferir – de forma no intencional – sus emociones y sentimientos al psiconauta.
Al reabsorber el “fulgor de nuestra conciencia” en el “fulgor de sus conciencias” ( como ilustrativamente se percibe en este fotograma de la película: “Harry Potter y el prisionero de Azkaban” ) los “sistemas-entes” nos transfieren sus intentos –  o voluntades –. De esta manera podemos percibir sus estados de  ser-realización, su forma  de ver o sentir el mundo. Pero, además, utilizan esa reabsorción para apropiarse indebidamente del “núcleo” de nuestra personalidad. Como no sabemos que estamos reabsorbidos en el “fulgor de sus conciencias”, pensamos y actuamos sus intentos creyendo que son los nuestros. Un ser humano puede coexistir  muchos años con los “parásitos de la conciencia” sin darse cuenta que, en muchas ocasiones,  sus actos y sus pensamientos son los de la entesimbiosis”.
El problema de esta “apropiación indebida” radica en que anulan por completo nuestras tendencias “autoafirmantes” e “integradoras” de nuestro sistema autoorganizador: ¡Anulad vuestros sentidos !, ¡ Convertíos en vacío !,     ¡ Subsistir en la No Existencia !, ¡ Convertíos en Nada para ser  Todo !, etc… son máximas que utilizan los “S.E.I.” ( con la inducción y la connivencia del “S.E.H.” mediante laentesimbiosis ) para interferir en nuestro sistema autoorganizador y controlarlo.
Lo peor de todo esto es que ese “intento” vicia la percepción, pues anula la conciencia de nuestro “cuerpo físico-energético” para estar, constantemente, a merced de la conciencia de nuestro “cuerpo energético de ensueño” que utilizan para proyectar sus diferentes intentos. De esta manera, el “orden” de nuestra percepción, la Primera Atención, permanece desatendido, subyugado y obstruido; viéndose obligada a emerger por canales psicopatológicos: depresión,  estrés y ansiedad, sadomasoquismo, esquizofrenia, etc… [ Fotograma de la película: “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”. Un “dementor”reabsorbe la conciencia de Harry Potter. ]
2.-    Otra forma de manipulación de la conciencia, es la técnica de “manipulación en grupo”. Los “parásitos de la conciencia” actúan “arracimados”; mientras unos hacen “presión” para contagiarnos determinadas emociones ( generándonos, por ejemplo, la duda ), otros hacen “presión” para contagiarnos otras emociones, suscitándonos – simultáneamente – temor, melancolía, etc…
3.-     La inducción y contagio de sus propios estados patógenos de conciencia. Los “parásitos de la conciencia” se suscitan entre sí – de forma sistemática y casi imperceptible – emociones extremas y contradictorias. Es así que, al ejercer “presión-reabsorción” sobre nuestras emanaciones, contagian automáticamente al psiconauta dichas emociones, obligándonos – de esta   forma – a mantener un continuo conflicto interior y a estar siempre preocupados.
4.-     Otra modalidad de manipulación mental es la mimetización de nuestro estado racional del ánimo. Los “parásitos de la conciencia” carecen de raciocinio; sin embargo, pueden mimetizar nuestro “estado racional del ser” añadiéndole una sutil graduación en la intensidad de la “presión-reabsorción” del “fulgor de la conciencia”. De esta manera, los “parásitos de la conciencia” enmascaran sus estados naturales de “ser-realización”   ( irracionales y   patógenos ), aparentando ser lo que no son ( seres racionales y con equilibrio emocional ). Sin embargo, el psiconauta tardará muchos años en reconocer y bloquear tanto esta modalidad de manipulación de la conciencia como la anterior.
5.-     Alteración del sistema nervioso autónomo o vegetativo: este sistema dirige las actividades corporales sobre las que el individuo no tiene control consciente ( la respiración, el ritmo cardíaco, la digestión, el sistema urogenital, el envío de impulsos a los músculos y a las glándulas, el sueño,  etc… ). Los “parásitos de la conciencia”, al interferir en nuestro campo de bioenergía, pueden alterar nuestro sistema vegetativo                      ( provocando síntomas patológicos como la astenia, la catalepsia, tics nerviosos, sensaciones de ahogo, apráxias, euforia, somnolencia, insomnio, estupor, exaltación o inhibición del deseo sexual, etc…)  con fines específicos, básicamente, el control y el sometimiento de nuestra voluntad.
              Los “S.E.I.”, cada vez que hacen presión sobre nuestras emanaciones, actúan arracimados con el “S.E.H.”. Mientras el “cuerpo energético de ensueño” está emergiendo, los “S.E.I.” pueden – en la entesimbiosis con el “S.E.H.” –   desplazar el “fulgor de nuestra conciencia” a sus diferentes Bandas de Emanaciones, a la “posición del S.E.H.”, a la “posición de los sistemas-entes orgánicos” y a la “posición de los seres inorgánicos”. Por otra parte, cuando el “fulgor de la conciencia” se desplaza a la “posición de los S.E.I.”, éstos pueden   ( con la connivencia del “S.E.H.” ) interferir en nuestra Primera Atención ( conciencia del “cuerpo físico-energético” ). Su intento ( junto con el “S.E.H.” ) es anular nuestra tendencia autoafirmante para poder proyectar su voluntad en detrimento de la nuestra. De esta manera, nuestro “hacer” como seres humanos queda subyugado a los propósitos de los “S.E.I.”.
Pero esa voluntad inorgánica vicia automáticamente la percepción. La razón de todo ello es que los “S.E.I.” y los seres inorgánicos ( como los “sistemas-entes orgánicos” ) no pueden ver o percibir el mundo como lo ven o perciben los seres humanos. Por ejemplo: un ser humano que fija su atención en un avión ( o cualquier otro objeto de  atención ) ve un avión; pero los “Seres Inorgánicos” ( al igual que los “sistemas-entes orgánicos”, incluido el “S.E.H.” ) no pueden ver el avión, sino que únicamente pueden percibir la emoción que ese objeto de atención suscita en el ser humano. Si esa emoción suscita satisfacción ( por nuestro nivel de desarrollo ) o decepción ( por ser un agente contaminante ) es un asunto personal, pero los “S.E.I.” ( en su entesimbiosis con el “S.E.H.” ) pueden hacer “presión” en nuestro campo de energía para alterar esa emoción a su conveniencia, haciéndonos creer que somos nosotros los que sentimos de esa manera el mundo.
Esa intromisión de los “S.E.I.” y de los seres inorgánicos para apropiarse indebidamente de nuestras emanaciones, de nuestras emociones, de nuestros pensamientos, de nuestra particular forma de sentir el mundo como sistemas autoorganizadores, se realiza siempre con la inducción y la connivencia del “S.E.H.” mediante la entesimbiosis ( ver Cap. I: “Entesimbiosis” ). La única excepcióna esta regla, tiene lugar en la “primera fase del Nivel Theta” ( ver Cap.III ). En este lindero físico energético de la percepción nos encontramos a merced de los seres inorgánicos y de los “S.E.I.”. Esto es así porque nuestro sistema autoorganizador, en este ritmo vibracional preponderante, sufre una catarsis que tiende a “desintegrar” el sistema sin romper la unidad del mismo.
Ese estallido de energía lo aprovechan los “Seres Inorgánicos” para alimentarse y aquietar sus emanaciones. Pero tal intromisión vicia automáticamente la percepción, pues al mismo tiempo que responden a sus instintos biológicos para alimentarse, la entesimbiosis intenta someternos a sus “centros de interés”, es decir, a su particular forma de ver y sentir el mundo. Y esto sería lo mismo que si un ser humano pretendiera obligar a un murciélago ( o cualquier otro ser de la conciencia ) a ver y sentir el mundo como lo percibimos los seres humanos. Ese es el comportamiento del sátrapa, la conducta del tirano; y estos son los conceptos que mejor definen a los “S.E.I.”, a los “sistemas-entes orgánicos”  y al “S.E.H.”
La única solución para contrarrestar el enorme poder de los “Seres Inorgánicos” es, como dice Carlos Castaneda, enfrentándolos con un sentimiento de poder, abandono, frialdad y audacia. Pero esto no es nada fácil de conseguir. Incluso los “nuevos videntes” – que realizan estas recomendaciones – son víctimas del desmedido poder de los “Seres Inorgánicos”, viéndolos como seres superiores a los seres humanos o atribuyéndoles cualidades, facultades o dones que en modo alguno les pertenecen. Por ejemplo, Carlos Castaneda afirma ( “El Arte de Ensoñar” ):  < La energía necesaria para mover el punto de encaje de los brujos viene del reino de los seres inorgánicos… Los brujos necesitan una cantidad excesiva de energía para maniobrar el punto de encaje de la manera  que lo hacen. No hay otra energía disponible; la energía natural básica de los seres humanos no es suficiente para volar a otros reinos, para “ver” energía, para forjar el cuerpo energético. Para esas maniobras los brujos necesitan energía “forastera”. Con nuestro ahorro y dirección de nuestra energía básica sólo tenemos la posibilidad de empezar a ensoñar… El ser humano cuya conciencia ha evolucionado es un ser inorgánico especial, brillante y luminiscente… >.
Estas delirantes afirmaciones de Carlos Castaneda son una prueba evidente del grandísimo poder de los “Seres Inorgánicos” ( y de los “sistemas-entes orgánicos” ) a la hora de manipular la conciencia de los seres humanos. Sólo mediante una lucha incansable y un intento inflexible por mantener a raya a estos campos de energía, nuestras tendencias autoafirmantes e integradoras como sistemas autoorganizadores pueden prevalecer. Es más, deben prevalecer. Esto es así porque el ser humano está compelido a ser libre, a luchar por la libertad. Este intento se ha reflejado en los sistemas democráticos, donde la libertad es el “don” más grande. Los “sistemas-entes”, sin embargo, no han podido expandir su conciencia como los seres humanos. Debido a su “menor nivel” de conciencia, están compelidos a verse y sentirse superiores a los seres humanos; creen que están obligados a dirigir nuestras vidas, a enseñarnos, a guiarnos.
En esta “lucha” por la expansión de la conciencia la “victoria” no está asegurada, pero los seres humanos hemos optado por la libertad: de pensamiento, de expresión, de reunión, de la percepción….; mientras que los “S.E.I.”, así como los “sistemas-entes orgánicos”, siguen anclados en estadios primitivos del pensamiento y la percepción, atrapados en arquetipos anacrónicos de los que no pueden salir y que son proyectados por nuestro inconsciente colectivo: las “tierras búdicas”, el “séptimo cielo”, el infierno, los dioses buenos y malos, las “hadas madrinas”, los duendes, los ángeles, los demonios, etc…
En definitiva, la propia naturaleza de los “parásitos de la conciencia” les hace percibir una realidad absolutamente enfermiza que, en sus interacciones con los seres humanos, obstruye nuestro proceso de transformación y expansión de la conciencia en pos de la Libertad de la Percepción.

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